A divertirse

Carlos Pajuelo de Arcos

            Las luces de la todavía próxima Navidad titilan por el entorno de las grandes superficies y por las tiendas del comercio injusto y los altavoces desgranan la Navidad, Navidad, Navidad dulce Navidad con más de 20 días pasados.

            ¡Ya ha sido navidad y Reyes y pronto será Primavera mientras te subes el cuello del chaquetón!. A ver quien corre más.

            ¡Comerciantes del mundo, mayoristas y minoristas, uníos a ver quien es capaz de adelantar el calendario cinco meses para asombro de las Naciones y de las turbas consumistas!

            De lograrlo saldréis en noticias asombrosas y curiosas. Con suerte ningún consumidor sensato os liquidará.

            ¿Por qué tanta prisa? ¿Adonde vas triste de ti?

Nenas, nenes, os veo al atardecer recorriendo a gran velocidad, saltando de tienda en tienda, libando precios y transformando trabajo en consumo antes de que venga el cambio climático y te joda el día. Calma. No pasa res.

Hay para todos. Lo que no hay es dinero, pero está el crédito, el bendito, el climático crédito que sirve para calmar la ansiedad, para adormecer el músculo y para el sobrepeso y beneficio del sistema financiero. Pobre sistema  que solo gana unos millones de nada.

Cuando aún no has llegado a pagar las vacaciones de verano pasado, los créditos de Navidad comilona, los reyes para Carlitos que no le falte de nada un suponer, la tentación te llama, la carne se te estremece – ya sabemos que la carne es débil- y los regalos que vas a ofrecerte harán que, de nuevo, la tarjeta bancaria toque, una vez más, fondo.

Los bancos que en el mundo son están para ayudarte y ahí están las sabrosas campañas de captación de clientes y las ampliaciones de capital y la compra de otros bancos en otros países. ¿Por y para qué?. Para ayudarte mejor, para ayudarnos, para darnos más servicio. Buenos días.

.¿Y tú?. Tú en Babia.  ¡Asó es Paris!.

Bailad, bailad, malditos… mientras os queden ganas de dejar el culo en la pista…y luego decid que no hay derecho, que Blesa, por ejemplo, tiene la culpa.

Él también sale a veces hacia “la trena” y os ve comprando como posesos y se dice: “Tu ves. La gente es feliz,” Compraré un Banco.

En la cola de un espectáculo, ayer observé como dos jóvenes tiraban de tarjeta para pagar dos entradas, dos y al llegar mi turno el precio era el equivalente a doce cafés  y me dije: “pronto habéis empezado a rendiros al espectáculo”.

Es un bailable del consumo desenfrenado e inútil.

Cuando compro mucha comida, demasiada, me inyecto en el alma una coartada de cuando la posguerra y así me conformo; me digo: “Acuérdate del racionamiento” y enseguida cuando veo la comida en la nevera me digo que he triunfado.

Muchos de los jóvenes de hoy han nacido, para su suerte, triunfadores. ¿Por cuánto tiempo?. ¿Cuánto debes?.

Nano. El mundo, creo, no se acaba antes de pagar el próximo plazo. Nos vemos esta tarde en el mostrador de siempre. Buenos días.