Un pueblo de un solo habitante ¿Con quién discute Julián?
El caso extremo, sin embargo, se da en una provincia que no se cuenta entre las que presentan una problemática demográfica más acusada. Se trata de Illán de Vacas, en la provincia de Toledo. Hace ya años que consta como el pueblo con menos vecinos de España, pero ahora el INE lo certifica como pueblo unipersonal. Su único empadronado es quien lleva encadenando mandatos como alcalde de sí mismo, Julián Renilla Bru(fuente: La Tribuna de Toledo)
Hasta hace poco había una mujer como número dos , quiero decir de habitantes (no vaya a ser que el feminismo guerrero me diga que eso de número dos es discriminatorio), pero se ha ido.
¿Por qué se ha ido? ¿No había complicidad entrambos, se evitaban en las largas calles desiertas, no había bastante sitio para los dos? Un asunto que dejo para los sociólogos.
¿Qué es una elección sin debate? ¿Qué se dirá asimismo para votarse? Lo veo ante un espejo con su reflejo discutiendo sobre la conveniencia o no de fusionarse con un pueblo vecino y la respuesta es no, porque dejaría, a lo mejor, de ser alcalde y eso supone un desdoro.
Estoy tentado de irme allí, ahora cuando el tiempo amaine, para mirar y hablar, si lo encuentro. ¿Cómo hacerlo? Me refiero a encontrarlo.¿ Gritar un Julián sostenido?. ¿Tendrá perros que lo defiendan de los intrusos, suponiendo que haya intrusos? ¿Por la noche el viento ulula y este no tiene miedo ni de su sombra?
Vivir en soledad es vocación cartujana, digo. No sé. Este Julián ha hecho del dicho dos son multitud ( he cambiado el número porque creo que son tres pero no me encaja para la cosa literaria) una realidad.
Como hablo solo de uno tengo poco que decir. Otros más dados al surrealismo montarían una obra de teatro con esto, pero el hecho es que esto trata de ser una columna periodística.
Aquello que aprendimos de planteamiento, nudo y desenlace para aplicar a un relato, aquí puede ofrecer muchas posibilidades, pero en este soporte columnario la cosa está más difícil. Todo se reduce a la unidad. Un habitante, un alcalde, una vida, un voto. Todo se reduce a Julián. A uno. Buenos días.
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