María Carmen
En realidad este nombre, que es real, podría ser el de cualquier mujer. Alicias, Victorias, Patricias, Lupes, Nieves,Teresas, Martinas, Encarnas, Nieves , Glorias, Elenas o Pepas y no hace falta que sean costaleras para que yo diga aquí que son seres especiales ( no iba a decir diferentes a nosotros, porque sería una de las mayores obviedades que se hayan escrito) y dadas al amor y al sacrificio (en general) y que van avanzando en la conquista de eso que hemos dado en llamar libertad e igualdad de oportunidades. Que tienen sus carreras o no, que tienen su vocación maternal y lo tengo visto y vivido.
Yo sé que hay de todo como en botica y que algunas pueden tener de sobra alguna dosis de testosterona más bien aplicables al otro sexo.
¿Son las mujeres de armas tomar?
De armas tomar somos todos en algún momento.
Carlos, me dice una que conozco, ese es un terreno resbaladizo. Puede ser aunque no veo por qué; un columnista, mi caso, observa y ve y lo cuenta.
Yo he observado que somos dados los periodistas a bucear en las diferencias para sacarles punta y he visto que estos días un grupo de costaleras son noticia y aquí abajo (del ABC) la copio o la “pego”, como ahora se dice”
Yo que me asombro de ese esfuerzo y fuerza coordinada. me quejo de que siendo verdad lo que sigue hay una verdad diaria que se asume como normal. La entrega diaria, el cambio, en su caso, de pañales, la paciencia de oír al tipo que llega “bufando” del jefe, la elaboración diaria de la comida al mejor precio posible etc, es también un trabajo de costaleras más callado (en general, en general siempre claro).
¿Entonces nosotros, nosotros los hombres? Hoy no me tocaba. Ya pensaré.
María Carmen Foz, de 61 años, es originaria de Castelserás, un pequeño pueblo de poco más de 800 habitantes de la provincia de Teruel. Ella y sus tres hijas pertenecen a la Cofradía del Cristo de la Soledad y cada Viernes Santo, durante más de una década, han portado a la Virgen que acompaña al Cristo en su camino hacia la cruz. El paso, formado por 24 mujeres en dos relevos de 12, requiere de un gran esfuerzo ya que solamente la peana vacía pesa alrededor de 600 kilos, «nos agachamos en cuclillas para meter la cabeza entre las barras y levantar todo el peso con los hombros y la espalda. Desde hace un año, he tenido que dejarlo debido a problemas lumbares».
En plena Ruta del Tambor y el Bombo, que tan fielmente recreó el célebre director de cineLuis Buñuel, no es habitual encontrar un escenario donde las mujeres carguen literalmente con el peso de la devoción. «Mis hijas y yo entramos en la Cofradía en distintos años, hará unos 15 en total. Sobre todo cuando se nos permitió poder sacar a la Virgen», recuerda María Carmen, para quien no debería existir ninguna diferencia por género.
«En un municipio tan pequeño, cada vez cuesta más juntar a 24 mujeres»(fuente: ABC)
Espero que no se me hernien y que sigan “costaleando” cada vez más mujeres e incluso que nos vayan sustituyendo que a mí no me importa, ítem más, me encanta. ¿Será que me gustan demasiado? Buenos días.