La Catarsis (hoy en soporte papel)
La madrugada de ayer las estrellas fugaces dicen que iluminaron la última fase de la noche. Yo sentí dormirme y eso que eran estrellas, restos de la pasada anterior del cometa Halley. Quedan más noches hasta cinco más. Hay tiempo.
Uno no puede estar atento a todo lo que le anuncian, porque moriría de sobreinformación y yo en mi “puta” vida (lo digo en plan Soraya PP) he recibido tanta información contrastada como ahora y a la que recibo en B no le hago caso. He caído en el hastío y deseo reinventarme. Miraré las estrellas.
La última encuesta del CIS tiene dos vertientes, por un lado nos dice que la cosa va en las grandes esferas macroeconómicas y a pie de calle no se nota reacción alguna. Son los misterios de la perspectiva. Ya se ha dicho. Cada uno cuenta la feria como le va.
Necesito, necesitamos, una catarsis. ¿Y eso que es?
Catarsis del griego , es una palabra descrita en la definición de tragedia en la Poética de Aristóteles como purificación emocional, corporal, mental y espiritual. O sea vámonos al teatro.
Mi muy querido y desaparecido psiquiatra amigo (no le gustaba ser mencionado y lo respeto aquí) me aconsejaba ver películas de violencia para descargar pasión, terror, miedos y así purificarme. Luego vino el psicoanálisis y los argentinos y aquí estamos. Quiero más catarsis.
Como quiera que el teatro está en cada día, asistimos a la comedia trágica (y no hay contradicción en ello) de la elecciones europeas, la noticia de que hay lluvia de estrellas es muy buena y lo es porque nuestra capacidad de intervención en el proceso es nula; lo es, afortunadamente, porque ahí no podemos los humanos meter mano.
Tenemos el caso de Ucrania que va a peor y Europa mira a otro lado y América nos dice de nuevo ( ya lo había hecho una representante oficial): “a los europeos que les vayan dando”. Ahora toca mirar a Asia, digo yo.
El candidato Cañete se pone una boina roja y prueba boquerones o sardinas, no sé, en Cantabria y la candidata Valenciano se pasea por las Arenas y nos da lecciones de honradez y espontaneidad. El teatro está servido.