Nunca, nunca, nunca

El ex presidente de la Junta de Andalucía el actual diputado el Sr. Chaves ha repetido la palabra “nunca” tres veces. ¿Es el nuevo San Pedro? Lo ha hecho antes de que cante la gallina, es decir la gallina de los huevos de oro, aquella que habita al socaire, a  la sombra del Banco de Inversión Europeo.

No dudo del Sr. Chávez ni de la Sra., Álvarez, no los conozco, no he comido sopas con ninguno ,  pero la sospecha es una sombra alargada que ha sido sembrada.

La jueza pega fuerte, la jueza ha puesto una fianza histórica; quizá pensando en Mesi que se ha marcado el gol de la temporada liquidando a Hacienda unos millones de euros.

Hacienda somos todos pero unos más que otros.

Montoro donde pone el ojo pone la bala y ahora la está poniendo en los astros del balón a los que va metiendo un gol, como es el caso de Iker, el hombre bueno, que se ha tenido que rascar la faltriquera y extraer la no desdeñosa cantidad de dos millones de pavos.

Los millones ruedan por el suelo de las audiencias públicas y las gentes se decantan, en un debate inocuo, sobre si deben dimitir o no los imputados. Llevar la etiqueta de imputado encima es más que estar en el RAI, esa lista nacional de morosos de las que no se escapa ni el juez juzgado, a quien esperan tres, vestidos de frailes, en las puerta. Parece inaplazable el descrédito.

Estar imputado garantiza unos segundos o minutos, según la cadena que sea, de TV de fama miserable, pero la sombra de la duda no es bastante.

Lejos las madres que orgullosas decían a los cuatro vientos que ellas lo pagaban todo al contado, que no tenían cuenta pendiente alguna en el ultramarinos y que en su cocina se podían comer sopas. Otros tiempos en los que el crédito brillaba por su ausencia y las tarjetas solo eran, cuando eran, de visita y eso quien las tenía.

Eran los tiempos de Maricastaña pero los hemos vivido. Entonces ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? No. No es nostalgia. Es que me parece a mi   que ahora hay más golfería y desacato o es que siendo el mismo desacato ahora nos lo dicen más y mejor y no hay manera de zafarse de las malas noticias.

No ponga usted la mano en el fuego, no se la deje cortar(la mano), por nadie porque a lo mejor lo dices tres veces y luego te tienes que desdecir.

¿Qué decir? Nada o como está de moda , diga  que los periodistas tenemos la culpa porque hemos mal interpretado o está fuera de contexto ( una frase estampada en oro que s emplea cuando el tipo que ha metido la pata hasta el corvejón no sabe que decir o como quitarse de encima el muerto),

Mejor que nunca diga usted que no sabe o que está todo en la contabilidad oficial o que se lo pregunten a la interesada. Pero nunca, nunca, nunca diga, como en el caso de Bond, James Bond, nunca jamás. Buenos y provechosos días.