Nicole y Conchita no son quienes dicen que son.
Conchita no es Conchita y eso que ha ganado el concurso de Eurovisión y Nicole Kidman no es australiana y tampoco se llama así. Ya sé que no pasa nada porque vivimos una época en la cual todo es posible y quien dice ser puede no ser.
Recuerdo ahora una anécdota de un pretendiente que el día que iba a pretender, más formalmente, a su futura llevó a su suegro, en plan “debes congraciarte con él”, una cajita de puros que había adquirido con gran esfuerzo de dinero y fe, porque el novio era anti humo y defendía a capa y espada su militancia antitabaco.
Se ve que se dijo aquello de “París bien vale una misa” traducido a “Ella vale una caja de puros o ella vale mi traición a una vida sin humo”.
Desde entonces en momentos clave de su vida y mientras su suegro vivía, siguió obsequiándole con puros; tras su muerte se descubrió en el fondo de un armario una importante remesa de puros. Eran todos los que le había regalado su yerno. Se supo que no le gustaba fumar puros.
Por lo tanto no es nuevo el disimulo, la artimaña si con ella puede uno encontrar mayor acomodo, felicidad o triunfo.
Por eso me pregunto a la vista de los sobres que recibo invitándome a votar a A o B e incluso a C, si lo que dicen es disimulo o será verdad.
Viene a cuento de esa contradicción entre Felipe González y Rubalcaba- Valenciano( tanto monta ,monta tanto) acerca de una posible gran coalición PP y PSOE en bien de España. El primero dice que sí y los otros dos niegan la mayor.
¿Son estos los que dicen que son?
¿Son de verdad los que vienen a ayudarme a entender el recibo de la luz, por ejemplo y viene con un carnet y sello?. ¿Soy yo yo o soy mi primo? Ya lo decía Dalí que él no era él sino un hermano que no había nacido. Un poco de claridad vendría bien. ¿No?