IR O NO IR A LA PLAYA. ESA ES LA CUESTIÓN
Creo que voy a ir a la playa uno de estos días. He visto que en la “tele ” dicen que en “El Levante feliz”, o sea nosotros, disfrutamos de temperaturas muy altas aunque , en mi caso, no me hace falta que me lo diga la tele, porque yo vivo en esta parte del Levante que se llama Valencia y aquí hay días que hace un calor que te cagas , al decir en el lenguaje de los jóvenes , o sea que hace bochorno
Tengo una íntima que me ha dicho que su hija A no pudo casi aparcar el domingo y luego A me lo ha confirmado. Como es joven busca mucho y encuentra , pero yo me canso. El calor me agota y ¿ A usted?.
Lo primero será, pienso, prepararme. La gente lee poco ahora y lo sé porque me lo dice me editor y yo lo noto también; es una pena porque yo leo mucho y siempre creo que todo el saber está en los libros.
No me acuerdo porque no vivía , pero he leído que la invención de imprenta supuso una revolución en el saber más que el móvil y el Wasapp de ahora , que ya es.
Si perteneces o te pertenecen a un grupo , sé que hay mucha gente que se pasa todo el día pegado a la tecla y me pregunto quien hará lo que se supone que tienen que hacer. ¿Qué tienen que hacer? En lenguaje joven , el curro , en clásico trabajar y en palabras de los técnicos contribuir a la productividad.
Yo , para ir a la playa este final de primavera y principios de verano – que no se han visto temperaturas como estas desde que se tiene registros -me he comprado un mapa muy detallado , una brújula y un librito de bolsillo que me aconseja como hacer senderismo y no perderme ; me ha llamado la atención el capítulo de señales para interpretar sobre el papel.
Yo solo digo que te apostas al principio del paseo y miras y cuando ves que un aparcacoches, ilegal de color moreno , te hace señales , te lanzas como cuando Alonso arrancaba en el Formula I , antes de ahora claro que el pobre no tiene la misma “espenta”.
Yo aconsejo ir en coche a la vista de las ingentes multitudes que se manifiestan como una frontera humana hasta el mar ; son oleadas hambrientas de marque ya están allí para cuando tu llegas. Ir muy pronto. Las cinco de la mañana para ver amanecer y plantar la sombrilla.
Hay sitios donde se dan auténticas peleas por ese primer puesto junto a la orilla e incluso hay quien ha contratado un propio para que la noche anterior tome el puesto y Doña Concha, por decir algo, se pueda sentar a verlas pasar.
Ir ligeros de equipaje. Sillas hamacoides , sombrillas golf , neveras al hielo para comer , merendar y cenar , toallas gigantes , cremas resistentes al agua y al sol demoniaco, Ipads lectores , balón gigante de goma para ejercicios musculares y su bombín para hinchar. Con eso un humano , que no haya sido entrenado por el SAS, no llega vivo a la orilla del mar. ¿Entonces? O un propio contratado como porteador o una gorra , un bañador y una toalla. Las llaves etc. en una llamada mariconera impermeable y ala a que Dios nos coja confesados.
Muchacha de ojos de luna quédate en tu casa , tricota , lee y tomate una birra y échate una siesta. Alimenta tu espíritu y ahorra para un balneario de 1000 estrellas. Hasta mañana.