EL COLOR DE LA BABA
Se me cae el alma a los `pies a la vista de cómo está el panorama en general en orden a las finanzas, a la política en funciones; es difícil encontrar a alguien que tenga, se ve , las manos limpias.
Es más he notado en la comisura de los labios una especie de caída de saliva que en breve recorrido quería llegar hasta la mandíbula. Era baba.
He entrado en crisis y me he preguntado si ha llegado mi hora “babil”. He consultado a un par de amigos galenos y me han dicho que me ponga botox en minúscula cantidad. Me niego a tener morritos.
He decidido pensar que se me hace la boca agua y por eso destilo.
¿Seré un tonto de baba por creer que vamos a mejor? Puede.
Se me ocurre que podría, la Naturaleza, coordinar la baba con el pensamiento e incluso darle color. Sería una mutación.
Recuerdo alguna entrevista de Pablo Carbonell , el actor, que un día le dio la mano a Mario Conde y luego se la miró y ,extrañado, dijo, mirando a la cámara ,”me la he devuelto”. A mí se me caía la baba de la risa. Era incolora.
Y ahora leo que detienen a parte de la cúpula de esos abogados que, bajo el nombre de “Manos Limpias”, contribuían a ensuciar la profesión.
Al parecer trataban de ganar los pleitos sin empezarlos mediante el cómodo recorrido de extorsionar al presunto culpable. Era el trato baboso.
¿Qué color tendría? ¿Morado, azul, rojo o blanco tintado de mate tendiendo a marrón?
Los han cogido en el momento justo, preciso. Habían calculado mal el truco.
No digo yo que a alguien no se le esté ahora mismo cayendo una especie de “ Saliva espesa y abundante que cae de la boca” , o sea baba.
¿De qué color? Dadas las circunstancias podría tener un color tendente a azul. Los actores del caso Noós estarán “babosos” y el color sería seguro, diferente.
El asombro de algunos políticos, en el caso Soria, por ejemplo, daría para decir: cierra la boca, que se te cae la baba. y eso dirigido a la oposición que se lame los labios ante el espectáculo del no pero si, dado por este ex miembro del Partido Popular.
Termino dejando al lector la posibilidad de pensar en el color de las diferentes babas o babitas de Iglesias, Sánchez, Rivera y todos nosotros en alguna ocasión.