Cuando le cortaron la cabeza al Rey francés Luis XVI ,en el siglo XVIII, tardaron nuestros antepasados casi un mes en tener noticia del hecho y era ahí al lado, según hoy.
No puedo, ni quiero impedirme decir que he asistido al asesinato en diferido audiovisual de anoche en Niza. Mientras pasaba lo vimos y lo hemos visto una y otra vez. Es la locura global, inmediata…y seguimos cenando.
Lo siento por todas y cada una de las victimas y no veo, por cierto, viral alguno en torno a esta masacre . Se ve que hay cosas que producen tormentas de palabras… otras cosas no. Es probable que el miedo atenace los dedos y la cautela, la prudencia y la desconfianza puedan más.
Da miedo tomar partido, porque el miedo ha prendido en nosotros y ahora miramos con fijeza a los velos de nuestras vecinas y damos un paso de lado en el cruce con otro que tiene la piel más oscura que la nuestra.
Encerrados en nuestras casas vemos el horror como quien ve un suceso de película y nos lo pasan una y otra vez. ¿Para qué? ¿Por que?. Nada que decir. Solo que siento mucho lo sucedido y espero que eso no agigante en nosotros la desconfianza y se nos borre la solidaridad…si es que alguna vez la hemos tenido. Unos y otros, por cierto. Creo que esto va para largo.