IR O NO IR, ESA ES LA CUESTIÓN
Asisto con expectación morbosa a la batalla soterrada, o no tanto, del Ejecutivo en funciones frente a un Congreso, también en funciones, acerca de la obligación de comparecer para dar cuentas de la gestión de algún ministro, de todos los ministros en la persona de su Presidente o de quién el Parlamento decida.
Y ahí estamos. Al margen de la presencia en el ring mediático de los diversos portavoces que se prodigan dando el sí, o el no, el caso es que el Tribunal Constitucional ha admitido a trámite el conflicto del Congreso contra las no comparecencias del Gobierno. Un detalle.
Los señores de la Moncloa dicen que no tienen que ir porque el Parlamento no les ha dado su confianza. No solo el Parlamento.
Sus señorías se encabritan un poco ,algo tienen que hacer, digo yo, y ahora se relamen con este traspiés en el caso de Soria. El Gobierno anda mal en comunicación o es que se la trae al fresco eso de dar cuentas, se ve.
Eso del traspiés es una forma de andar que da la sensación de fatiga o de ineficiencia o de que se dan a la risa cuando les dicen que han de informar de cosas como las idas y venidas del cuitado, variopinto y cambiable de opinión , ” el hombre de Panamá” , el Sr. Soria .
¿Qué haremos ahora con él?. ¿Lo dejaremos en su sitio de funcionario y que allí duerma el sueño de ex ministro o inventaremos otro “carguito”.?
¿Imposible?. La historia del país está llena de anécdotas de cargos inútiles y “a medida”. Por ejemplo ahí está el caso del Marqués de Villaverde (q.e.p.d) (por remontarme en la historia y dejar lo de los asesores al margen ) . Se le creó el puesto de inspector médico de embajadas por su suegro el General Franco, a cobrar en pesetas plata. Una bicoca. O de aquel “inspector de trapas” en el Ayuntamiento de Valencia, dicen.
El Sr. De Guindos hablará del asunto Soria en la Comisión de Economía. Cosas.
Es una medio comparecencia porque no lo es en un Pleno. Es un síntoma. Un algo para no “mosquear” más a sus señorías los votantes. Va de retro Satanás.