Antes y después
La flor del miedo crecía a medida que íbamos oyendo, en la campaña electoral americana, los ditirambos, las amenazas, de un señor que se presentaba arrasador desde una plataforma en la que se decía que el dinero se le caía por los bordes de los pantalones, de tanto que tenía.
No sabíamos muy bien su nombre, porque llevábamos años oyendo el nombre de Clinton y de Obama; nos parecía que esos demócratas eran lo máximo de izquierda que se podía dar en un país donde la izquierda parece un centrocampista, venido a menos.
Inmigrantes, mujeres a peso, muros de separación, dudas sobre el propio sistema, proteccionismo a ultranza, amenazas. Quiero decir más proteccionismo. El apocalipsis para la élite.
De repente el ya presidente Sr. Trump cambia el aire, sus palabras suenan bien y Putin, por ejemplo, le sonríe e Iglesias se desgañita llamando de todo a un señor al que supongo que no conoce.
Este joven político español, devenido en promesa del nuevo estalinismo, según algunos y mesías de los trabajadores, según otros, demuestra, por cierto, que nunca llueve a gusto de todos
Desde una campaña bronca, desde un antes arrasador he aquí un después serio, complaciente, deseoso de quedar bien con quien, a su vez, desee estar a buenas con USA.
En el primer discurso de después se declara querer ser el presidente de todos los americanos y de paso nuestro por derivación económica, estratégica y lo que ustedes quieran. Veremos.
Se da aquí la convicción de las intervenciones del añorado alcalde de Madrid el profesor, no tan viejo, Tierno Galván, el alcalde de la movida que todavía sigue. Una cosa es lo que se dice en campaña y otra lo que se hace después…si se gana, claro.
Europa tiembla entre el Brexit y el posible declive de una OTAN venida a menos.
De momento los discursos reformistas, las claves de los opinadores están en proceso de análisis constante, lo que les permite disponer de una ayuda para comer, un decir, a los invitados a las tertulias.
Una vez más los que opinaban antes, asentados en las cifras de las encuestas, se han tenido que guardar la lengua.
¿Y ahora? A verlas venir. La mascletá pronto.