DOÑA VICENTA
“Profesores alertan de graves faltas de respeto por parte de familias de los alumnos
Me preocupa el contenido de esta noticia y me siento obligado a reflexionar sobre ella. Han pasado solo tres días desde su publicación y esta no es la primera vez que el diario se hace eco de la situación. No parece que haya disminuido ese acoso a los profesores, que van dando muestras de cansancio, estrés y cursan bajas laborales por depresión,
Doña Vicenta era el nombre de mi primera maestra- entonces se llamaban maestros- de la que guardo un recuerdo primero imborrable y memoria, porque antes de ella pasé por un parvulario.
Una vez casado y sabiendo de su delicado estado de salud fui a verla al Hospital donde me reconoció, lo que supuso para mí una alegría y creo que para ella también. La tengo en la memoria.
Mis padres me llevaron a una escuela muy pequeña, pública, tras el actual Museo de Bellas Artes, en la Vuelta al Ruiseñor y de aquel colegio solo tengo un retrato con el mapa de España detrás y yo sentado tras una mesa.Tengo buena cara y es que me debían tratar con el mismo cariño que, en general, todos los maestros tratan a su alumnos.
Mis padres y los padres de los otros tenían la certeza, la idea del maestro como “un erudito” que te ayudaba a conocer cosas nuevas y ponían en sus manos a lo más querido, sus hijos. Se nos educaba en casa; es decir las costumbres venían como marca de casa y la formación era la tarea del maestro.
Ahora no parece que pase esto, a juzgar por lo que leo.
“¿Cuáles son los casos más habituales?… destaca las falsas acusaciones y acoso a los profesores por parte de los padres, “que van en aumento” con el uso de las redes”
Suspender a un alumno es un riesgo, se ve. Vamos bien. Eso garantiza peor formación, cultura del “sin esfuerzo” y crecimiento del “no pasa nada”.
El respeto se ha perdido y costará recuperarlo. Una pena.