ELLAS Y ELLOS
No deseo referirme aquí al musical del mismo nombre que tuvo un cierto éxito cuando Hollywood puso de moda historias de amor interraciales musicalizadas con presencia de portorriqueños, negros y blancos luchando por ver quién bailaba mejor y ahí está Wide Side History con final trágico.
Los Romeo y Julieta eran imposibles en los barrios donde habitaban las bandas.
Ahora me refiero al justo empoderamiento de la mujer frente al hombre en una lucha que va a más , aunque me pregunto que cual es limite.
El manspreading que viene a ser como el despatarre del hombre, en fase de sentado en el autobús o el metro es un asunto que requiere reflexión.
Se ve que es frecuente que el hombre tiende a alcanzar una apertura de piernas mayor de 45 grados o algo menos en cuanto se sientan en el transporte publico
Se supone que los genitales bailan al ritmo de las frenadas y curvas del transporte y constituyen una aireación necesaria a la opresión pantanil y calzoncillesca.
De inmediato ha salido el profesor psicologosociologo (3 en uno) y ha demostrado que se puede uno sentar sin tanta apertura piernil.
Nada dice de las damas que suben con sus niños, sus bolsos gigantes o sus carritos de la compra produciendo en lo oídos sensibles o en las canillas “pie sensibles” molestias equivalentes al despatarre vilipendiado.
Hay que ser creativos y aportar soluciones. Voto pro apartheid, por dividir el bus en tres zonas. Ellos, ellas y neutros( esos a los que les importa un pimiento la cesta de la compra, el despatarre y lo que quieren es llegar pronto a donde vayan).
Con objeto de incrementar el empoderamiento femenino( soy partidario desde mi más tierna adolescencia de ellas) hay que dotar a los asientos de una cierta mecánica de defensa.
Si se sobrepasan de los 15 o 20 grados de apertura de piernas masculinas se disparan dos elementos coincidentes.
1.- Un juego de grilletes automático sobre los tobillos del infractor, solo desenganchables por el revisor de turno (mayor creación de puestos de trabajo).
2.-Un martillo con cabeza forrada de goma que se dispara directamente sobre el escroto llegando a producir un encogimiento visible al tiempo que una voz seductora ( tipo Marilyn cuando cantaba a Kennedy lo de Mr. President, con ocasión de su cumpleaños) deletrea “para que aprendas”.
Mi mujer me dice que escribiendo estas cosas ofendo al otro sexo.
Yo creo que está exagerándose la guerra de sexos y soy partidario de una fusión en caliente. Ustedes dirán.