ESTE IÑAKI ME PONE
El caso es que el ex jugador de balonmano, otrora Duque consorte, altera mis pulsaciones y no lo digo porque haya ningún atisbo de World Pride en modo suizo, no. No es una cuestión de identidad de género, es un problema de espesor facial y de dureza epitelial en el rostro.
Estos días he leído que este señor, deportista de élite devenido a estafador, según dicen los tribunales, ha declarado, por vía de un portavoz- a veces se usan portavoces por sugerencias de terceros y de esta forma se evita el decir memeces o declarar intenciones que luego resultan ser falsas- que ha renunciado a buscar trabajo. Se cree, probablemente con razón, que nadie se lo iba a dar.
Cada cierto tiempo tiene que ir a presentarse ante la Ley para cumplir uno de los requisitos impuestos en su momento. Lo hace en Suiza. Por cierto a su socio de antaño, el Sr. Torres, ni flores, se le quitó el pasaporte y ha de estar a la vista en España.
Un detalle que sirve para confirmar algo que ya se sabía. No todos somos iguales. Por mucho que nos empeñemos se sabía que no somos iguales.
¿De qué va vivir este ex deportista que comparte vida y milagros con su esposa infanta, allende los Pirineos?
Va a vivir de su infanta esposa, que tampoco está mal, vista la evolución de las costumbres sociales. Digo yo que siempre se nos había dicho, ya sé que eso es antiguo etc.- que el hombre debía aportar los dineros para mantener a su esposa e hijos, pero ahora hasta se podría considerar como una declaración machista esto que digo aquí y por tanto pido perdón de antemano.
Ello no quita que yo diga que podrían trabajar ambos. A la vista de las declaraciones de este ex lo que sea, se va a dedicar, amparado en el anonimato que Suiza da en general y en particular, a la multidisciplinar multideportiva tarea de continuar rascándose sus intimidades y además lo hace saber públicamente, ad major gloriam. ¿Qué dirá a sus hijos, por muy nietos y sobrinos reales que sean?
Este baranda sí que manda huevos. Ya puede la Fiscalía del Tribunal Supremo solicitar incrementos y pretender que la pena sea de 14 años y seis meses.
Yo no lo veré y creo que muchos de ustedes tampoco. Entretanto Iñaki sigue pedaleando sobre ruedas binarias de alto valor. Yo sudo. ¿Será el calor?. Buenos días.