Catherine Deneuve y Brigitte Bardot.

Antes de iniciarme en el desarrollo de esta columna, soy consciente de que puedo incurrir en la ira de un sector importantísimo- que reprenda el 51 % de la población- y que me es muy querido.

         Siendo así ¿Por qué te metes en ese posible berenjenal?

         Alguien tiene que decir algo y estoy seguro que muchas damas me entenderán y dirán o no algo, pero…

         Se trata de las mujeres en general y de la campaña en torno a los llamados abusos sexuales a los que hacen mención muchas que han estado calladas, al parecer por miedo o por vergüenza y han seguido sus carreras con esa “mancha” en su conciencia y ahora al ver el estallido favorable de los medios se acogen a viejas experiencias y el “Me too” “Yo también o a mi también” de actrices de renombre mundial que lo son gracias a los aparatos de propaganda de Hollywood y a su saber hacer….y sus managers.

         Ahora, estando en la cumbre de sus carreras, pueden y eso es lo que hacen; contar algunos detalles escabrosos de sus relaciones con hombres que han sido claves en sus comienzos.

         ¿Por qué han esperado tanto a clamar contra esos abusos?

         ¿Qué ha cambiado en este tiempo de silencio, un silencio tan largo como parece ser?

         ¿Contaba más su carrera incipiente que un toque largo en el muslo, por decir algo?

         En el titular hago referencia dos actrices de reconocido nombre y prestigio. Una, la Sra. Deneuve, no ve nada extraordinario ni malo en el hecho de que determinado señor trate de seducir a un mujer empleando para ello las armas clásicas (el abuso no lo es y yo lo desprecio y lo señalo como un acto de prepotencia) y la cuestión es si esa señora se deja seducir deliberadamente, porque tras ello hay una posibilidad de mejorar su situación artístico laboral.

         La Sra. Bardot h sido más contundente al señalar que muchas jóvenes y no tan jóvenes “calientan” a los productores con el objetivo de iniciar una carrera con un papel y luego seguir hasta el actual y “Me too” cuando ya no hay riesgo de fracaso. Me asombro por no reírme que quedaría fatal.

         Todo esto viene a cuenta de la campaña en la que el hombre es siempre el culpable y me ha surgido a consecuencia de seguir el asesinato, a manos de un tercero, del ingeniero marido de la enfermera de Patarix que jugaba con varios al tiempo hasta llevar a uno a cometer la locura de asesinar. Hay alguna película sobre el tema, por cierto.

         No todos son abusadores ni todas busconas. Hay en esto un punto de amarillismo. Y ahora se meterán conmigo, pero antes piensen si lo que digo, lo que repito por boca de las actrices mencionadas, no alberga un punto de razón. Detesto la violencia, cualquiera que esta sea y ejercida contra el más débil Buenos días.