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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

LAS LÁGRIMAS DE JULIA, UNA PERSONA CON SÍNDROME DE DOWN

LAS LÁGRIMAS DE JULIA, UNA PERSONA CON SÍNDROME DE DOWN

 

 

Han transcurrido 48 horas desde que vi la foto llorando de Julia Leal y no se me ha ido la rabia y la pena mezcladas.

Lloraba en Motilla del Palancar-Cuenca – o sea aquí al lado, en plena sociedad de progreso, dicen.

. Julia Leal padece un síndrome de Down y asistía con sus hermanas a una especie de reunión de ventas que había convocado una empresa.(obvio el nombre por no ser correcto darlo sin haber comprobado las versiones que del hecho se dan)

Sobre este asunto hay, como siempre, dos versiones.

Una la de las perjudicadas por una expulsión basada en el hecho de suponer, por algún miembro de la empresa convocadora, que el aspecto que ofrecía Julia podía llegar a asustar (-palabras exactas pronunciadas, al parecer, por alguno de los miembros de la empresa) y a partir de ahí el llanto imparable de Julia que, amparada por sus hermanas, tuvo que abandonar la sala.

La segunda versión publicada narra, según el abogado de la empresa, que estas tres personas fueron invitadas a sentarse en la primera fila donde había sitio y que lo rechazaron y que además exigieron la entrega de un Smartphone a cada una antes del comienzo del acto comercial- un regalo que podría ser para los asistentes (desconozco las condiciones por las que se podía optar a ese regalo)y que lo hicieron levantando la voz y de malas formas.

La exigencia del regalo la hicieron con modos alterados y por ello fueron “invitadas” a abandonar el lugar del encuentro empresarial.

La cuestión puede derivar en una denuncia-quizás a estas horas la denuncia sea un hecho- aunque la gerente, dicen, de la compañía convocante de la reunión parece haber llamado varias veces a esta familia con la intención de evitar darle al asunto mayor transcendencia. No ha sido atendida y la noticia sigue su curso.

No parece posible evitar esa difusión. El asunto se ha desbordado y como ocurre casi siempre en estos casos hay ya un acento de politización.

Lo cierto es que existen precedentes en el tratamiento público de las personas con este síndrome de Down y se han sustanciado casos de impedir el acceso a discotecas de algunos de estos enfermos.

En el fondo de esta cuestión nace el rechazo a quienes tienen la desgracia de padecer alguna enfermedad que altere lo que consideramos aspecto “normal” del común de las gentes.

La lucha por la igualdad de derechos para todos es una necesidad que se hace visible cuando surgen estos casos.

¿Cuál es el punto en el que la sociedad toma la iniciativa, casi secreta, de eliminar de la vida civil a estas personas a las que calificamos de deficientes?

¿Nos dan miedo¿ ¿Nos sentimos incómodos? ¿No sabemos que decir y hacer?¿Deben tener los mismos derechos y deberes que el resto de ciudadanos “normales”?

Julia Leal sigue llorando. ¿Qué pensará?

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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