¿POR QUÉ UN MINISTRO DESCALIFICA A UN JUEZ?
Unas declaraciones del ministro de justicia, el Sr. Catalá, un alto funcionario de carrera con un currículo de servicio en las altas instancias del Estado y siempre dependiente de otros digamos más políticos, pone en bandeja al Consejo del Poder Judicial su credibilidad e invade, traspasando la línea roja de la separación de poderes, una zona que está esencialmente destinada a la independencia de criterio.
El largo párrafo anterior debería estar protegido por la duda y por signos de interrogación y es obvio que no lo está.
No lo está porque imagino que el ministro sabe lo que debe decir y lo que debe callar.
Si ampliamos la perspectiva y nos detenemos a observar la realidad en relación con el caso de la llamada “manada”, aquí hay algo más que una sentencia de 9 años; sentencia que es un hecho al margen de los resultados en su día por la vía de los recursos.
¿Qué hay más? ¿No se ha juzgado y condenado?
Está la calle. La calle llena de mujeres gritando consignas en busca de mayor protección, buscando mejoras en el trato salarial, social etc. y eso va más allá de la condena; tiene que ver con el cada día mayor empoderamiento de las mujeres en una escalada, parece imparable, y con la “excusa” de esa condena calificada de escasa, que busca dar cabida a esas justas reclamaciones.
Las mujeres de esta generación han dejado a sus espaldas- no han abandonado que eso es otra cosa- la cárcel, no siempre dulce, de las paredes de su hogar y la pasividad de estar ahí para soportar la carga de hijos, marido etc. que quieren compartir rompiendo el modelo de la separación cruenta de roles.
Por eso conviene políticamente revisar, ralentizar, acallar, desviar el tumulto y que mejor que crear otra polémica, una polémica importante al encargar? al menos político de los ministros, una declaraciones que crearían, era seguro, una reacción virulenta de las asociaciones de jueces en defensa del grupo, aduciendo la libertad, la separación de poderes e incluso la formación específica.
Es el rito del corporativismo disfrazado de gritos profesionales de libertad.
Con las declaraciones del ministro sobre los problemas teóricos del juez disidente se ha sembrado la duda y desviado la carga de profundidad que supone para el Gobierno miles de mujeres en la calle sin parar de gritar.
Sembrar la duda en la multitud sirve para aparecer a su favor y ejercer un populismo de libro.
Al Sr. Catalá puede que le dé lo mismo. Él tiene su oposición y por lo tanto como alto funcionario civil volvería a desempeñar un cargo importante y a las órdenes de quien se diga.
Ha prestado un servicio clave y no se sabe si es el último servicio en el orden político.
Entretanto la semana continuará con el tema y otros asuntos quedarán oscurecidos o velados. Vía libre para hablar poco de los presupuestos y del coste añadido a favor de los vascos, por ejemplo.
Más madera que es la guerra. Yo no considero tonto al Sr, ministro y que no sabe las consecuencias de lo que dice.
Los que gustan de seguir la pista al desarrollo de las carreras de los funcionarios tiene aquí unos jornales. Veremos