LOS MITOS Y LA IDENTIDAD
Me ha ocurrido estos días y no tengo rubor alguno en confesarlo públicamente.
Me refiero a que la derrota de Nadal, el tenista, me ha supuesto un golpe de decepción que yo no esperaba y de golpe he perdido el interés por la final. No obstante, la veré porque el tenis me gusta …pero ya no es lo mismo.
El Sr. Nadal, conocido mayormente como Rafa, forma parte del imaginario colectivo reciente y es un ejemplo puesto ahí por su esfuerzo, por sus victorias y por el constante dato de esto mismo, realzado por los medios de comunicación que siempre se refieren a él como un deportista ejemplar.
Nos obvian las ganancias en dinero que por ello se embolsa; de hecho, parece no importarnos mucho y en todo caso añadimos un “se lo merece”.
Es probable que se haya convertido en un ídolo de masas, en un símbolo de como mediante el esfuerzo, los más humildes de origen pueden alcanzar la gloria del triunfo.
Un viento de esperanza popular, como se tenía ese viento con los boxeadores o los toreros con éxito. Nos señalaban un camino para salir de la pobreza. No se tenía, a lo mejor la posibilidad del estudio, de la Universidad, de la “carrera”. Era otro camino, otros tiempos ya preteridos.
No pasa lo mismo con los futbolistas a los que siempre se les asimila como equipo y me llama la atención el caso del Valencia Club de futbol que siendo propiedad de un señor, parece nuestro.
Un señor que no tiene nada que ver con nuestra tierra y se supone que le dará igual atrás que adelante, en materia de sentimientos locales (no veo al Sr. Lim entendiendo la misa de infantes, o la tradicional lluvia de flores al paso de la Geperudeta o los bailes en la Plaza de la Virgen)
No digo que no tenga sus sentimientos como todo ser humano, pero serán otros. Serán los de su ciudad; es decir, los mismos que los nuestros, pero en su cultura.
Criticamos que se lleve al Valencia a Arabia Saudí como si fuera nuestro: algo hay ahí que puede ser ligado con la necesidad de identificarse que tiene el humano. ¿Será eso parte de la identidad de la que tanto se habla?
Me ha pasado lo mismo cuando me enteré de que la pareja de españoles que nos han representado en Eurovisión el muchacho le había obsequiado con un libro a su chica (me dije: hombre un libro) y perdí cierta química cuando supe el titulo “España de mierda”, creo que se llama. Vaya.
Podía hablar de Fernando Alonso que el otro día “tocó” pódium y como no quiero que me digan machista, afirmo que hay mujeres que hacen las delicias del personal con la halterofilia, el tenis también, el bádminton (he tenido que consultar como se escribe), la gimnasia rítmica etc. pero están empezando ahora sus carreras y van, en todo caso, camino de convertirse en mitos.
Para otros, los mitos descansan en soportes diferentes – escritores, poetas, empresarios, científicos-pero los tienen y eso podría tener que ver con la necesidad de referentes y constituyen raíces que no es aconsejable eliminar, absorber, limitar, despreciar porque de ahí pueden surgir actitudes y conductas manifiestamente mejorables.
El desprecio o la eliminación son el crisol y la cuna de los delitos de odio de los que tanto se habla ahora.
Me da igual ahora quien gane el Trofeo tenístico en Madrid. ¡Que hagan buen tenis!