LAS GRABACIONES

Me sorprende que cada semana, por no decir cada día, algún medio se descuelgue con una grabación inédita de hace 10 años, por lo menos. ¿Dónde las guardarán?

Me imagino que de la misma manera que por 200 mil euros del ala te supercongelan para ver si luego te resucitan con una especie de posible nueva ciencia, los que graban a troche y moche las reuniones, tendrán algún sitio privado, a los ojos de los demás, para guardar allí, celosamente, unas cintas que reviven a voluntad a la vista de cómo van los acontecimientos.

Esto de las cintas de audio viene a ser como eran antes los dossiers que se sacaban de la manga algunos listos, unos enterados. Era el tiempo en el que vivíamos la transición que se ve que no ha terminado todavía. Se ha puesto de moda Franco. Si es así, queda mucho por menear.

Al ser una transición se observa que siempre estamos transitando.

Cuando yo era pequeño, estos días en mi casa se encendían unas palmatorias en sendos vasos. Yo preguntaba que para que era aquello y me decían que era para alumbrar el camino de tránsito de las almas que habían dejado la Tierra y buscaban en camino hacia el cielo.

Ahora encendemos grabadoras.

 Hay que volver a la palmatoria. Empiezo a considerar la necesidad de volver a esas viejas tradiciones para alumbrar el camino de las almas que han perdido la decencia en la tierra y que aún, gracias al Señor, viven todavía entre nosotros, aunque lo hacen en plena oscuridad y ajenos a la honestidad.

Eso del grabar gusta. Se ve que así se sienten más seguros y lo guardan como una bala en la recamara. El misterio y el juego de espías va a más.

¿Estamos solos? pregunta él. Ella contesta: sí. Esta planta está en obras y la discreción está garantizada. Se ve que no. El poli y Mari Loli se enredan en una conversación normalita.

Que si si, que si no. Te digo que ese es un traidor y un topo.

Él lo graba, se lo guarda y ahora dice. “Ellos lo sabían”

Pregunto ¿Quiénes son ellos y qué si lo sabían? Te haré un encargo puntual.