MERCADILLOS
A mí me gustan los mercadillos y los recorro con calma, miro mucho y
pregunto el precio de esto o aquello y luego lo comparo con esa misma
prenda u objeto que también se vende en algún comercio fijo de cierto
prestigio y me quedo a cuadros.
En ocasiones hay horas en las que la multitud se apelotona y el paseo
se convierte en una travesía Grezzi, -calificada así por mí a la vista
del balance que del último año se tiene. Las políticas de
abigarramiento vehicular mantienen el atasco como una nueva formula
vital de los que van y vienen y no se mueven, pese a quererlo, o lo
hacen a velocidades inferiores a los arroz y tartana. ¿Qué se busca?
Esta columna abandona ahora el canto a la venta ambulante como resorte
medieval, que se ve que llevamos en el gen mediterráneo.
Es un rastro moro, un detalle fenicio, un divertimento, el hecho del
regateo. Yo lo he llegado a practicarlo en Florencia con grandes risas
y en Dubrovnik con cierto éxito.
Hace años lo logré en Frankfort en una tienda de bolsos y ese es el
máximo galardón que llevo en la pechera de mi alma de fenicio
irredento. Alemania no es inexpugnable.
Todo esto viene a cuento de que el lunes pasado (día de mercadillo) y
al lado del mercado de Algirós, quede ´estupefacto al ver los llamados
“top manta” entre los vendedores situados sobre un número.
El número lo asigna el Ayuntamiento y los de los tenderetes lo pagan
religiosamente para poder ocuparlo y si alguien cambia el sitio a otro
número no previsto, la multa es importante, además, incluso, del riesgo
de ser invitado a acompañar a la policía local.
Los tops, al decir de mi informador, se cuelan ahí, no pagan nada y
venden lo que pueden y al parecer los encargados de velar por la
legalidad del asunto no están o están en otra parte o quieren evitar
problemas o tienen la orden de no molestar a los del top para evitarse
problemas. ¿Hasta cuándo esta evidente injusticia? Las dificultades
para el comercio pequeño, para ganarse la vida se hacen mayores. ¿Un
plan oculto para ser menos competitivos? Observemos