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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

LO FALSO

LO FALSO

Son las cuatro y diez minutos de la madrugada. Es hora de mucha gente que se ocupa de nosotros velando el sueño y me acabo de despertar con una sensación integral de angustia vital, una opresión en eso que llaman los expertos el diafragma. El caso es ponerle nombres a todo.

No hace mucho que me había acostado con la idea, rondando mi cabeza, de que hay mucha falsedad junto y alrededor nuestro-no es lo mismo en torno que junto a uno.

Ayer, creo que fue ayer o a lo mejor es hoy, envié un wasap de esos que contienen un video advirtiendo a los miembros de una tertulia, a la que acudo (debería ir más porque es una tertulia muy activa que plantea asuntos de gran interés) de la existencia en Valencia de una nueva forma de sorprender a los conductores que sobrepasen el límite de 30 km hora mediante unos radares que se escondían dentro de una señal de tráfico.

Más tarde me dicen que ese artilugio de la señal es de Madrid y que no esconde radar alguno, sino un medidor de ruido y de calidad del aire y me dirijo de inmediato a mis tertulianos avisándoles de la falsedad de la información…aunque si hubiera sido Grezzi ,el hombre carril ,no me extrañaría. (para quienes lean, a lo mejor, esto fuera de Valencia informar que el tal Grezzi es el concejal terror de los automovilistas y el implantador de más kilómetros de carril bici que en Múnich, por ejemplo, porque allí tengo yo un amigo). Está decidió en liquidar al coche y a sus conductores. Una pena de vehículo que me pensaba comprar.

O sea, he caído una vez más en manos de las famosas “fake news” o sea “noticias falsas” traducido (ahora es moda imperante el uso del inglés hasta el extremo de que ayer vi un letrero de un comercio que decía “since 1986” en vez de “desde 1986” haciendo referencia a su antigüedad (y por cierto eso está bien, considerando lo rápido que se cierran y se abren los negocios hoy en día).

Sí esta reflexión la adobamos con lo que leí en el mismismo diario donde escribo esta madrugadora, o trasnochadora columna, acerca de que se han dado del orden de 13.000 millones de euros en España con cargo a subvenciones la cosa hace temblar.

¿Temblar?

Sí porque el rendimiento posterior está por analizar y no se sabe si se han cumplido los objetivos o no. Mucha castaña es lo que hay y eso que no hago mención de muchos proyectos de Departamentos universitarios.

La cosa me conduce a padecer un síntoma parecido al que le diría hoy a mi recordado y querido psiquiatra Alfredo que estará en el cielo psicoanalizando a San Pedro, sí fuera el caso. Falso temor.

A lo mejor me diría: haz como si “te bufara la gamba” o sea que me importara un pito todo.

Voy entendiendo a otro amigo mío, devenido en conocido y ahora desaparecido, que dio por encerrarse en casa del miedo que le invadió ante tanta amenaza; lo último fue eso que llaman “hackers”, unos que te roban la personalidad virtual y sí pueden los números de la tarjeta de crédito con un sistema que yo no sé explicar.

Es tarde para entrenarme como luchador solitario. Todavía estoy con dolor de riñones y tengo un dolor precordial que no sé si es por efecto del miedo, del ejercicio o porque estoy mayor para estas tonterías …así que me voy al cardiólogo o cardióloga-que luego no digan- a que me vea y me diga algo.

Tengo hambre y me voy a calentar un tazón de leche con sopas como me hacía mi abuela y a ver si con eso puedo dormir algo.

¿Será “la calo” que no me deja dormir?

Yo no me pongo el aire acondicionado por la cosa del miedo a constiparme y de paso por el cambio climático.

Miro el plástico y me horrorizo pensando no solo en el asunto del clima y el deterioro; me acabo de enterar, como quien dice, que ese trozo de bolsa tardará 500 años en degradarse y desaparecer y nosotros, en menos de unos telediarios nos ofrecemos a la Naturaleza en forma de desperdicio.

Perdemos la personalidad y eso me recuerda que haciendo “trabajo de campo” para una novela, en una sala de autopsias, el forense me dijo:” cadáver” a lo que yo había llamado persona, mientras lo miraba sobre la mesa antes de practicarle la famosa Y griega para su examen. ¡Qué cosas!

Se me va cerrando el ojo izquierdo. Se ve que el tazón de leche caliente me hace efecto. Perdonen me voy a la cama a ver si pego la hebra con el sueño anterior. Hasta luego.

 

 

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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