SALVAR AL POLICÍA (Papel y digital)
Un agente de policía uruguayo ha multado a una mujer, en la ciudad de
Paysandú, Uruguay, por «imprudencia en el manejo» al circular «con exceso de belleza», según refleja la multa. Termina la multa con “te amo”.
Le quieren expedientar y yo anido el deseo de que no sea así; me gustaría salvarle.
Empecemos una campaña “ad hoc”.
Este caso demuestra, una vez más, que la policía no solo es acusada de violar los derechos humanos o de dedicarse a capturar delincuentes, aunque sean de cuello blanco. No.
La policía sabe amar – algunos más que otros, seguro- y esta misma mañana he visto como dos agentes de la municipal ayudaban a una señora que se había caído al tratar de evitar a un muchacho seguidor de Grezzi, el concejal obsesionado por el carril bici y por la eliminación del transporte privado en vehículos de cuatro ruedas. La señora, salvo que cojeaba un poco y se acordaba, supongo, de la madre del
patinetista, daba las gracias a los agentes que no se han retirado hasta que la han visto alejarse sana y salvada.
No hace falta que sea en Uruguay. El amor surge en cada semáforo, por ejemplo y lo veo cuando los agentes custodian la salida de un colegio.
Esta noticia que abre la columna la leo el mismo día del Desembarco de Normandía y en plena reflexión acerca de ese día y la famosa playa Omaha y los 15 primeros minutos de la película de Spilberg “Salvar al soldado Ryan”. ¿Habrá valido la pena tanta sangre?
Yo quiero iniciar aquí, modestamente, una campaña de recuperación de la imagen pública de la Policía en sus diversos cuerpos y de la Guardia Civil. Todo esto viene a cuento del homenaje al desafortunado jugador de futbol ,el Sr. Reyes, fallecido en un accidente de tráfico cuando, dicen, “volaba” sobre el asfalto hasta precipitarse a un terraplén donde se incendió el vehículo que pilotaba, llevándose, por cierto, a un pasajero con él al más allá.
Unas horas antes un guardia civil murió en el ejercicio de su deber mientras perseguía con su moto a un traficante de drogas y no he visto multitud alguna, ni grandes titulares. Poca afición aquí.