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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

EL PAZO DE MEIRÁS. ¿OTRA SERPIENTE DE VERANO?

EL PAZO DE MEIRÁS ¿OTRA SERPIENTE DE VERANO?

Los antiguos lectores, antiguos porque llevan mucho tiempo leyendo, saben que históricamente en verano disminuyen las noticias de forma importante, pero los diarios y ahora las televisiones, las radios, las redes sociales, han de seguir ofreciendo formación, opinión y distracción, que sería uno de los papeles de los “mass media”, repito lo de “sería” porque se observa que no siempre esas funciones cumplen las perspectivas y la demanda implícita de quienes las usan.

En esa dinámica de escasez noticiosa, son los dimes y diretes, de quienes son conocidos con el sello de famosos y famosetes, los que ayudan a llenar los medios y el personal se entera de sí esta señora o aquel señor, está en Ibiza o sí ha engordado y sí las lorzas adornan su antaño escultural cuerpo, generando una suerte de comentarios para todos los gustos.

Antes, mucho antes de hoy, surgían noticias curiosas como la aparición del monstruo del Lago NESS o el descubrimiento de una mujer, hija de una portera, que decía que su niña era el resultado de un amor con un marqués y “la marquesita” cubría páginas por entregas o era el ahogamiento de un niño en la playa de Nazaret.

En la actualidad tenemos a Franco que da mucho juego mediático. Como la cosa de los acuerdos políticos no arranca del todo o no arranca nada, el estratega de turno ha decidido “resucitar” papeles y mientras se resuelve el desenterramiento del Valle del general, devenido en dictador, alguien ha descubierto lo que ya se sabía y es que a la familia de Franco había que darle un algo para pasar el verano y ¡qué mejor que cerca de su Galicia natal! y le dieron el Pazo, que había sido de la escritora Pardo Bazán. “Peazo de finca”.

Para darle un patina legal se pusieron en marcha “unas donaciones populares” (algo así como el famoso sello del plan Sur en Valencia para pagar las obras necesarias del desvío del río en su desembocadura) y las complementaron con unos miles de pesetas que dicen que no pagó la familia del general e hicieron un documento “medio ful” y no pasó nada.

Se hacía bueno el chiste de la época, en el que una nieta del dictador al examinarse para ser azafata de Iberia- las azafatas de entonces eran otra cosa, dicen- contestó a la pregunta de geografía relacionada con España.

Defina usted España y ella contestó “Una finca del abuelito”. Son cosas del verano.

Hay que entretener al personal y hoy es el Pazo, antes el Valle y mañana alguna finca de Madrid o un coto en Andalucía.

Mientras Iglesias, Rufián, Sánchez, Rivera y todo el clan de la politiquería, tocando el bandoneón y luchando a brazo partido por un puesto en la mesa del reparto del botín.

Hace mucho calor y todavía queda verano. Grezzi ataca de nuevo y estoy seguro de que pronto las bicicletas atravesarán la arena de las playas y él se bañara, como hizo Fraga con las bombas nucleares, para demostrar que el agua está perfecta.

Lo de Grezzi lo he puesto porque como dice mi amigo Javier, hacía algún tiempo que no me metía con él y eso le quita garra a mi columna.

Como detalle final, para la traca veraniega, se comenta que hay delegaciones, competencias en el organigrama de la Generalitat que se solapan o que están vacías de contenido. Supongo que se trata de contentar a los afines, de darles un curro ficticio. Parece que se gana más siendo afiliado consentidor con el jefe, que ingeniero. Vivimos otro tiempo y las antiguas serpientes de verano mediáticas están superadas. Me voy a tomar una horchata de Alboraya. Hasta luego.

 

 

 

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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