LA IDENTIDAD
Parece claro que la identidad de uno pasa por la conciencia de existir y esa sensación personal se va generando a medida que creces, que te van incorporando enseñanzas, valores desde el colegio, la familia, los medios de comunicación y tus propias experiencias. Hasta aquí poca discusión posible.
Pero como la educación, la familia, los medios etc. no son iguales para todos la duda surge sobre quién eres y de donde vienes.
El miércoles pasado dudé de mi identidad gracias a la conferencia recibida del profesor universitario Jesús Miguel Jornet. en el marco de las tertulias mensuales que reúne el Foro Sensus Communis en el Ateneo de Valencia, a cuyo grupo hace tiempo que me he sumado,
Tras la presentación clásica y al principio lanzó una pregunta a los numerosos asistentes en torno al hecho de si éramos capaces de recordar los nombres de nuestros bisabuelos y su lugar de origen. Dramatis momento. Yo no me acuerdo y ahora mismo, por cierto, estoy en esa labor familiar.
Me pasa, lo sé, por no ser titulo aristocrático, ni descendiente de la Casa de Alba, un suponer, que estas familias lo tienen todo visto, escrito y registrado. Yo no estoy ahí como casi todos mis lectores. De dónde vengo, quien soy y adonde voy. Ni idea en general. Creo que me voy a desayunar y eso es lo máximo que puedo aportar.
Todo esto me viene a cuento del maremágnum de los que reclaman una identidad especial, diferente y afirman con absoluta certeza e incluso descaro su pertenencia propia a una especie de etnia distinta a la nuestra.
Me refiero sin duda a la llamada “carta de catalanidad o de vasconidad, valga el aparenté barbarismo de las palabras, que quedan en nada al saber que, al margen de haber sido concebidos y dados a luz como la mayor parte de los ciudadanos del mundo, incluidos el Borbón y Torrá.
En la famosa mesa para la obtención de votos se sienta un señor de origen jienense-a mucha honra. Un suoerconverso y una señora de Ribadesella criada a los pechos de la Federación Socialista Asturiana desde los 18 años. Y ahí estamos. Y yo sin saber quién soy. Pobre de mí.