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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

NO TODA ESTÁ PERDIDO

NO TODO ESTÁ PERDIDO

Son las 9,30 hrs de un domingo por la mañana y el Sol brilla deslumbrante dejándose caer sobre las prendas de abrigo “casuals” – esas que te pones ahora como si fueras a practicar deporte y ya no los ” de domingo” que nuestras mamás nos ponían para ir a pasear- cuando tomo la decisión de ir a ver – eso que mis amigos, siempre recordado Pepe y también lo decía otro recordado (me gustaría recordar a menos amigos y tenerlos conmigo…pero) llamaban “la pasa”

. Consiste en sentarse en algún sitio preferiblemente en una terraza barera donde sirvan buen café y estar allí mirando como la gente va y viene y aderezándolo con algún comentario, que ahora sería sobre la velocidad impune de esos patinetes que sostienen precariamente a un tipo/a que avanza muy recto en su postura estatuaria cubriéndose la cabeza con un metálico, o no, casco y tapándose la boca con una bufanda.

No. Yo no voy a sentarme y voy a andar a ver si ese dolor artrítico “rotuliano” se me va o crece y me lanzo a la aventura de andar y mirar.

Ahora yo sería parte de “la pasa” anterior; lo hago creyendo que no vería a casi nadie. Esquivo con poca elegancia por mi parte- léase que casi huyo- de un grupo de jóvenes que etílicamente caminan en sentido cruzado, al tiempo que pienso: ¿Cómo puede ser que todavía a estas horas anden por aquí?

Me voy hacia la Avda. dels Tarongers y dejo paso a un autobús que para cerca de mí, a la altura de unos campos deportivos – Virgen del Carmen- Beteró ( lo de Virgen no estoy seguro, pero yo lo pongo por si acaso), y observó que bajan un importante grupo de niñas, de adultos acompañantes y descargan equipajes de los que sobresalían palos de hockey- (sticks) lo llamábamos nosotros los que para entonces jugábamos a hockey sobre patines, que estaba muy de moda en los años entre 1955 y 1960 en el ámbito escolar y en España compitiendo con Portugal por el cetro de campeones del mundo-

Los “palos” de las niñas de esta historia eran para jugar sobre algo parecido a hierba, venían de Alicante a competir con Valencia en uno de los numerosos campeonatos que organiza la Federación correspondiente y decido seguirlas para ver y ahora comentar.

Cuando entro en los campos cuyo suelo es de color azul intenso, debe ser una especie de cobertura de semigoma absorbente que regaban en aquel momento, una joven con un adorno navideño en la cabeza me da los buenos días y me sugiere una invitación a chocolate que el Valencia Hockey ofrece a todos a los que en ese momento llegábamos; lo tomo y comento con el voluntario , muy mayor-de mi edad,- que estaba meneando con una espátula gigante el chocolate, que era así como se debía mover cuando, después de la guerra la gente hacía jabón en su casa, y él, con interés me miraba y asentía. Habíamos conectado. Bebo caliente y doy las gracias.

Luego deambulo y veo los campos llenos de alevines de jugadores, observo un rato el partido que enfrentaba a las jugadoras de Alicante y Valencia, leo que en algunas camisetas estaba escrito un “cree en ti” y eso me anima.

Me fijo en la carita de una jugadora por la que se deslizaba una lagrima-¿emoción, rabia?- y la veo seguir compitiendo y me reconforta.

Me voy del espacio y sigo andando y me tropiezo con la Biblioteca que hay tras Económicas y una puerta abierta me invita , calladamente, a entrar y entro y! oh! sorpresa; el edificio de 3 alturas y sótano dedicado a Biblioteca, está abierto(es domingo) para estudiantes y para mi , pues nadie me ha dicho nada.

Me asomo desde una pasillo amplio, leo los carteles, los avisos etc. que están “chincheteados” allí y me doy la vuelta mirando al aulario, a los aularios, y me sorprende muy agradablemente el verlos llenos de estudiantes afanados, en silencio, sobre sus libros. Me emociono, ando más despacio y miro.

Cuando salgo a la calle de nuevo, el Sol me da en la cara y por un momento me siento en un banco de madera y pienso en las jugadoras, en sus familias acompañantes, en los voluntarios y en los estudiantes y también en el grupo de primera hora de la mañana que parecían ir cargados de alcohol y quizás de algo más , ofreciendo, ellos y ellas, una espectáculo lamentable.

De repente pienso en que NO TODO ESTÁ PERDIDO. Una pena que yo no haya alcanzado a leer o ver en los medios nada sobre el que hay una España alejada de… aquí me quedo y pongan, si quieren, ustedes el resto.

Hace calor y eso que estamos en pleno invierno. El clima parece que ha cambiado, la cumbre no avanza, pero menos mal que ha llegado mi admirado Harrison Ford en su avión privado y ha dejado dicho que hay que subir los impuestos a los coches que contaminan más.

El keroseno que él gasta a chorros no tiene importancia, la tiene mi coche-. “Nos ha jodi…Mayo con tanta flor” que decía el chulo de turno.

Mañana más… con permiso. Buenos días

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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