EL APAGÓN
Esta mañana he paseado con un amigo cerca de una playa cercana a la que GLORIA, la tormenta o borrasca, o como los meteorólogos bauticen a esos fenómenos con nombre, para identificarlos o para suponer que así los conocen más sin saber casi nada de ellos y de su comportamiento, no había afectado en exceso. Está al Norte del Puerto de Valencia.
Sin embargo, lo que yo quería decir no tiene nada que ver con GLORIA, sino con el hecho de que, de repente, nos hemos dado cuenta de que se nos habían borrado algunos nombres que hasta hace poco nos eran imprescindibles.
Les habíamos perdido la pista e intentando una regla nemotécnica, mi amigo José Manuel (todavía no se me ha olvidado su nombre), me sugería que recordase alguna forma que me llevara de manera natural al nombre o que empezando por la A llegase hasta la Z despacio, para ver si de ese modo el nombre se me aparecía. No pude recordarlo.
Tras un buen rato confieso aquí que se me van borrando nombres y que cuando me vienen a la memoria ya no son útiles para el dialogo que mantenía y que cuando me acuerdo ya he terminado la reunión o el paseo.
Algo pasa. Todo el mundo me dice: tú estás muy bien para la edad y ellos no saben que no me puedo abrochar los cordones de los zapatos y que procuro comprarlos de talla ancha para el empeine y sin cordones y con una cierta elasticidad pese a que me he comprado en los “chinos”, un calzador gigante (que espero que no esté contaminado).
Estos apagones que van viniendo sin ser invitados son molestos y frustrantes.
Yo siempre he tenido buena memoria y ahora me asombra observar como mi mujer me da el nombre de muchos, muchísimos, de sus antiguos alumnos y de sus padres. Yo me siento incapaz de recordarlos.; me refiero a mis alumnos que eran distintos a los de ella, por cierto.
Espero que este apagón no me lleve al caso de ese camarero que permanecía asombrado al ver a una pareja mayor y oír que él le decía constantemente: “cariño, querida, guapa etc.” y al oírlo el camarero, dirigiéndose a él ,lo felicita por ese trato y él marido contesta: es que no me acuerdo como se llama. Paciencia con el apagón del otro porque nos puede pasar a todos. He visto que muchos jóvenes se impacientan porque el más mayor anda más despacio o no se acuerda de algunas cosas inmediatas y sin embargo si son capaces de rehacer acontecimientos de muchos años atrás. Eso que ellso llaman “batallitas” o “rollos”.
¿Le habrá pasado eso a Kirk Douglas a sus 103 años? Esto que acabo de contarles querrá decir que la vejez avanza inexorable.
Sé que iba acabar de una forma determinada, pero no me acuerdo, así que les deseo lo mejor.