ENTRE ESPÍAS Y FISGONES
Hace unos días ha jurado su cargo la primera mujer “jefe de los espías” en España y según he oído y leído, en estas mismas páginas, promete, además de guardar secreto de las deliberaciones gubernamentales (cosa en su caso natural y que va con la naturaleza de su cargo) modernizar los servicios y adecuarlos a la altura del tiempo que corremos.
Yo me alegro de que sea así, sea porque creo que estamos rodeados de secretos por mucho que digan eso de la transparencia por encima de todo.
Ríete tú de la transparencia y trata de entender un recibo de luz, de agua o la letra pequeña de cualquier decreto.
Fíjate con el Sr. Zaplana, enfermo que espero se encuentre mejor, por cierto, que siempre se decía en los mentideros que era “muy” listo porque no le habían cogido en un renuncio alguno en materia de corrupción. Aquel incidente de una votación misteriosa que le permitió alzarse al principio de su carrera está olvidado, claro.
Yo que no soy nadie empiezo a sentir sobre mis espaldas la mirada de alguien y es solo la sensación de que todo el mundo te quiere espiar, saber de qué pie cojeas – en mi caso con mis vértigos los llevo locos, ora cojeo de un pie y luego del otro.
Los de la derecha me llaman rojo y los de izquierda “maldito facha,”.
Yo a Doña Paz- la nueva directora del CNI, le digo que tome nota Durante más de cinco décadas, la CIA y los servicios de espionaje de la entonces Alemania occidental (BND, en sus siglas germanas) controlaron en secreto una empresa suiza que fabricaba y vendía dispositivos de encriptación y líneas de comunicación seguras a más de 120 países el caso CIA y los alemanes.
Estos días el Sr. Puig, de aquí de Valencia, ha contratado a un Sr. para que le lleve las redes. ¿Significa eso que van a echar un vistazo a todo lo que se escribe, dice etc.? Todos llevamos un fisgón dentro y los periodistas más porque preguntamos mucho y entramos en sospecha.
Quizás ha llegado el momento de volver a escribir con doble o triple intención.