DIGITAL Y PAPEL

¿Yo?. Me lavo las manos.
Un aire de sospecha generalizada se extiende por el país. Yo he sido impulsivo a la hora de lanzarme a saludar con efusión a unas y a otros, más a unas que a otros.
Me pierde mi condición de macho ibérico venido a menos, por cierto, cada día a menos Ahora me restrinjo y me limito a saludar casi como los budistas.
Nada de darse la mano y dar besos en ambas mejillas según mi costumbre, acreditada por el uso social . He pasado de 100 a cero.
La culpa la tiene el corona.
Es el miedo que me atenaza, porque me he enterado de que estoy entre las personas de alto riesgo. Creo que me voy a dar a la cerveza con paracetamol y al aislamiento trufado de series. Estoy con La Corona (The Crown) muy propio del corona de moda.
Yo creo que me voy a dar de baja como el Sr. Iglesias, el podemita excelso, que se ha marcado unas anginas y el médico del Congreso le ha dicho que descanse y que se vaya a su casa. No creo que se quede allí, porque tiene pendiente el sumarse a la eterna mesa del dialoga con Torra- el que parece un gobernante extranjero por el recibimiento observado en la Moncloa.
El peso de la purpura le encanta al Sr. Sánchez. Mi reino por un presupuesto aprobado, pensará. Miserias humanas. Todo por la pasta.
Doy noticia que desde que el coronavirus existe, se ha despertado en el Planeta la obsesión “mascarillera” y ,según se dice, los chinos en España se han hecho con casi todas las unidades que estaban llenándose de polvo en las estanterías de las boticas. ¿Realmente el trapito sirve para algo?
En la línea de servir para algo. ¿Podría explicarme alguien que hace el señor Iglesias- vicepresidente de lo social- en una mesa del CNI? Repito lo que otrora, o sea el lunes, el expresidente González se preguntaba lo mismo.
Me he convertido en un sujeto sensible, inquieto que cada hora y media se lava las manos y mira de reojo a todo el que se acerca ¿Seré un histérico? ¿He perdido mi natural flema?