MENOS BROMAS. DIARIO DE UN ENCIERRO

Quiero ser esencialmente corto en esta ocasión y eso, lo aseguro, me es difícil.

Hasta hoy he creído en la esencialidad de las cosas como bastión que permite mantener el” sombrajo” del confinamiento y de esa esencialidad me había quedado con el lado más amable, más humorístico a veces, haciendo de mis pensamientos y mis recuerdos unas vivencias transmisibles, con el objetivo de hacer sonreír a algunos lectores. Hoy el cambiado el chip,

Hay demasiados muertos para bromear.

Sé que el humor y la sonrisa son el arma de los consejos de quien ha tomado sobre si la tarea de animarnos a no perder la esperanza.

Esta mañana en ese juego que tenemos todos o casi todos de pensar en voz alta o en silencio introvertido, me he dado cuenta de que siguen pasando cosas difícilmente comprensibles y difíciles de aceptar, pese a saber que vivimos un momento histórico complejo y que nuestros contemporáneos no habían sentido tan cerca, tan cerca que nos afecta de lleno.

Es muy simple. Me parece que el Gobierno navega por un mar de dudas e inexperiencia en la gestión que llega a asustar.

Eso lo tomo al margen de la especulación política que podría llevarme a preguntar cuál es el modelo de España que quieren estos señores y dejo deliberadamente a la Constitución al margen y al jefe del Estado también…y a la Guardia Civil que está al servicio del Estado y no del Gobierno(creo).

Me parece que en el seno del numeroso Consejo de Ministros se apuntan banderías y que esa fusión aparente de ideologías parecidas, solo parecidas, no encajan y hacen de la historia reciente (apenas 90 años que no es nada, históricamente hablando) una reproducción.

Hay que recordar a quien no lo sabe o no lo ha leído, los enfrentamientos constantes entre las gentes de izquierdas con diferentes siglas y en ocasiones a tiro limpio.

Me refiero a la dificultad de entendimiento de comunistas y socialistas y a la carrera de apuntarse los aparentes éxitos antes que nadie, como parece ser el caso del Sr. Iglesias que se “cuelga” las medallas antes de que la portavoz o al que se designe para dar noticia de los acuerdos los anuncie.

Cuidado que luego hay que cumplirlo…y ahí hay un abismo real.

Parto de la generosa calificación de “éxitos” al hecho de hacernos dudar sobre si, o si no, han de salir y como, los niños hasta los 12 o los menos niños hasta 17, como ejemplo de ahora mismo.

Hay un vaivén entre unas decisiones de ahora, por ejemplo, y las de 10 horas más tarde.

No debe ser fácil la tarea y lo entiendo, pero agradeceríamos claridad, transparencia, honestidad.

¿Cuánta comisión se llevó el de las mascarillas falsas o el de los test no homologados y la ha devuelto, por ejemplo?

Quienes hoy gobiernan no esperaban esta situación y nosotros, los llamados recientemente compatriotas (en trance potencial de convertirnos en camaradas) tampoco.

El encierro, el confinamiento (una palabra puente que esconde una situación carcelaria y que está siendo a analizada por los jueces, sospesando los excesos y planteándose si esto más que alarma es un estado de excepción).

Lo dejo aquí. Hoy hay menos broma. Hasta pronto…a lo mejor.