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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

MANÍAS.DIARIO DE UN ENCIERRO

MANÍAS. DIARIO DE UN ENCIERRO

Confieso que no termino de entender nada. He leído hasta la letra pequeña del BOE correspondiente (que, dada la productividad, demostrada por algunos miembros centralistas del Comité del partido, van a tener que reforzar la plantilla) y como me siento algo confuso me he dado a la holganza y a las pequeñas reflexiones sobre mí mismo que no molestan a nadie y a lo mejor sirven para distraer al personal.

Hablaba ayer con algunos amigos (José María, Marcos y Javier) acerca del estado de la cuestión y yo les decía, les confesaba mi dificultad para asumir conceptos como el de “nueva normalidad”.

Me parece que entre nueva y normalidad, hay una paradoja o mejor un oxímoron (ya saben que se trata del empleo retorico de un imposible como por ejemplo cuando decimos: Hielo abrasador. o Un silencio ensordecedor)

Las directrices del Comité del partido diverso, de progreso y de fusión nuclear trata de explicarnos como, donde, con quién y cuándo, vamos a cortarnos el pelo o tomarnos una birra; tienen entre ellos, me refiero a los honorables miembros del Comité técnico de reconstrucción conductual ,un par o quizás más expertos asesores en semántica envolvente nebulosa, de tal suerte que yo me rindo y espero que uno de mis hijos, más listos que yo, o mi mujer, que es de ciencias, me digan lo que tengo que hacer.

Me retiro a mi interior no sin antes decirles que estoy contento de no menstruar y me apresuro a explicarme.

He leído que el confinamiento o reclusión (según autores) produce síntomas de retraso, ansiedad, cantidad etc. en las mujeres que están en edad de ello e incluso hay notas sobre dolores que antes no tenían y todo eso me llena de alegría personal por ser varón de edad provecta (aunque fuera más joven no tendría esos problemas por mi condición de hombre). Somos diferentes y lo he dicho siempre. Seres de la misma especie, pero de diferente género o mejor sexo. Lo de genero me lleva a pensar en las plantas.

Yo regreso a mi propósito inicial de hace unas semanas- `parecen meses- de profundizar en mi mismo, en mis experiencias, en mis manías y todo ello porque me declaro inútil de adivinar el futuro y no tengo claro el presente.

Son unos valientes los que se atreven a pontificar sobre lo que pasará mañana.

Me enfrento al espejo y he descubierto que tengo más petequias (esas manchas marrones que aparecen en las manos y en la cara y que delatan la edad en la que está uno y mientras me miro .me pregunto si a las personas de color- antes negros- y la chinos -antes amarillos- también les pasa y si en su caso en vez de marrones las manchas serán de otro color. No sabemos nada creyendo que estamos de vuelta.

Una vez más dudo y debe ser mi condición dudosa. Siempre pregunto por qué.

No me preocupa, porque yo mantengo viva la dinámica de hablar conmigo mismo- no siempre estoy de acuerdo, con lo que la situación resulta algo esquizofrénica.

Yo mantengo la teoría de que aquellos sujetos que se dedican a escribir, o sea a los que se ha dado en llamar escritores, mi caso, por ejemplo- tienen una personalidad ligeramente, o más que ligeramente, esquizofrénica. No pasa nada, que nadie se alarme.

Si yo soy capaz de crear un personaje, darle nombre, dotarlo de conversación con otros personajes y he de asumir el papel del otro u otros, hace falta un cierto aire esquizofrénico o como, hace años, mi amigo Oscar, a la sazón residente en el Principado de Cataluña, tener “una perdigoná en el ala”. Puede ser.

¿Y qué coño pasa con eso? Le pregunté…estoy esperando la respuesta desde hace años. Hablaba como muchos de oídas

¿Oiga, pero usted no iba a hablar o escribir, mejor, de manías? Si. Y eso estoy haciendo. Exprimo el pensamiento hasta la última gota y eso es una manía perturbadora, pero muy distraída.

El caso es que me he descubierto poniendo recto lo que aparece en la mesa o en el escritorio o en el suelo, en forma de alfombra, torcido y me paso el día apagando luces (no solo porque creo que es un despilfarro, sino porque me acuerdo de Iberdrola)

Ahora que hablo de Iberdrola recuerdo que hace algún tiempo cuando se puso de moda, el asunto sigue, lo de la energía eólica que ellos, los iberdrolos, llamaban verde, recuerdo que mantuve un debate con un empleado que atendía cobros en ventanilla o mesa, acerca de una determinada cantidad extra que allí se decía en el recibo que provenía de la cosa eólica

Si. Esos molinos de viento modernos contra los que el Quijote, por cierto, no tiene nada que rascar- y yo le pedía que hiciera el favor de demostrarme que ese porcentaje provenía de esos molinos y no hubo manera para desespero de los que venían en la cola detrás de mí.

Empezaban a impacientarse y fíjense ahora que nos dicen dos metros y nos ponemos a dos metros mirando sospechosamente al de delante y al de detrás por si acaso. Yo me hecho con una cinta métrica por si hubiera que medir.

Sugiero una técnica para evitar entrar en discusión con los de atrás. Es muy simple.

Se sabe que todo el mundo, o casi todo, está en contra de las grandes compañías sean de seguros, de bancos, de suministros etc. Eso está probado. ¿Entonces cuando protestan?

Lo que hay que hacer, cuando el asunto empieza a calentarse por alguno que dice algo desde atrás como “Es para hoy” volverse y exclamar, por ejemplo: siempre es igual a pagarlo poca ropa (modismo coloquial que te acerca más al común de las gentes).

Y para darle un aire de reivindicación exclamar, en el caso de los molinos eólicos, elevar un poco la voz, sin pasarse, decir: Hasta el aire te quieren cobrar y terminar con una pregunta, mientras paseas la mirada por el total de la cola, como, por ejemplo ¿Hay derecho a eso?

Luego te das la vuelta y pagas lo que te han dicho y te vas a tu casa creyendo que has cantado las cuarenta…pero con menos “parné” en el bolsillo y es que no somos nadie…y menos a dos metros.

¿Y ahora que quieren `poner horarios a los jueces?

Leo como iniciativa del Sr. Iglesias. A este señor le pasa como a mi mirando a la cola. Quiere quedar bien con los suyos y alzarse con la medalla de más social. Asustar al Comité para quedarse con el pastel.

Me quedan más manías y trucos para entrar a los toros, pero me he pasado de palabras. Mañana más…a lo mejor.

 

 

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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