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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

LA SOMBRILLA VERDE/COSAS DEL ENCIERRO

LA SOMBRILLA VERDE/COSAS DEL ENCIERRO

Hoy 5 de Junio se celebra el Día del Medio Ambiente, entre otras cosas porque es cuando en Estocolmo, en 1972, se pusieron de acuerdo los países en mejorar el clima, llenar más de verde los espacios etc.

La ONU, que está para casi todo – al margen de que luego se cumpla o no- se dijo: hoy es el Día y eso es cierto porque hoy es el Día del Medio Ambiente y es el Día en el que los famosos, los Jefes de la cosa mundial, se dedican a inventar frases relacionadas con la Tierra y la necesidad de regenerarla.

Un servidor se acuerda del Sr. Zapatero- como otros servidores, conciudadanos míos, deben hacerlo también por diversas razones- porque me invade la memoria algo histórico en materia de declaraciones ambientales y es el momento en el que señaló- contundente- no sé si entonces miraba al espacio interestelar o no- con la palma de la mano extendida y en movimiento de 180 grados dijo la “Tierra no es de nadie. Es del viento” y! toma! me acordé en aquel momento y ahora también de Bob Dylan.

¿Era una declaración medioambiental o un aviso para navegantes latifundistas?

La Bolsa dio un respingo, los huesos de los aristócratas se removieron y la cúpula central del salón noble del Palace tembló y las pastitas del té de las cinco, se le atragantaron a Doña Luisa de los Altos Cerros, por ejemplo. Y nada más. Zapatero está en casa disfrutando de su retiro sin entender todavía cómo es posible que le tocara la presidencia. ¿Y Doña Luisa? Sigue engordando con las pastitas de las cinco.

¿Qué hace usted para cuidar el medio ambiente, me dirán algunos lectores, que saben que yo no voy al campo por las hormigas y porque tengo miedo de caerme en un traspiés medio ambiental?

Mire, yo soy como dicen que era D. Miguel de Unamuno que oía la insistencia de un asistente a una de sus tertulias, sobre la importancia del campo y lo sano que es etc. hasta que un día se avino a ir con el “insistón” y cuando llegó a la Ciudad Universitaria en Madrid (ya saben ustedes que todo se resuelve en Madrid pese a las autonomías etc.) parece que exclamó !ah! esto es el campo y luego, dicen, que siguió hablando de las incomodidades y de como ,si te descuidas, una nutrida y disciplinada tropa de hormigas terminan haciéndose con la tortilla de patata( si es posible patata con cebolla que es la que a mí me gusta).

Tras esa visita campestre D. Miguel regresó a sus cosas en la ciudad.

Yo estoy a favor del campo civilizado que es aquel que imita al salón de estar de tu casa. He visto como algunos se hacen llevar mesas, servilletas, sillas muy cómodas y se solazan con alimentos y bebidas exquisitas, mientras practican el noble deporte de la conversación y luego disponen de alguna hamaca para conllevar la siesta. Son parte de la casta.

Como yo no tengo ganas de cargar con todo eso, he decidido, ayer por la tarde, proveerme de dos sombrillas para cubrir un poco de mi terraza y las he comprado de color verde por suponer que encaja más con el Día de hoy.

De paso exhibo musculo ambiental ofreciendo a mi vecinos la posibilidad del disfrute “voyeur”, porque he reforzado la cosa ambiental con unas de esas lámparas que se cargan con el Sol y luego por la noche da gusto ver las luminarias y crees, ingenuamente, que está en Ibiza, Altea o ya puestos en Santorini.

Yo creo que con este tratamiento excepcional concerniente al Medio Ambiente no hago mal ninguno y es más creo que hago bien, porque participo en la recuperación del mercado al comprar y evito costes derivados del traslado al monte que ,por cierto cada día está más lejos, y del riesgo de contaminarlo hollando sus otrora veredas vírgenes .

Me tomo un ligero aperitivo y me lanzo a leer algún buen libro (evito coger de los escritos por mi porque me los sé y sería un acto de vanidad percutiente).

Puesto que a la ONU no le caben más días para celebraciones, de vez en cuando acudo a un calendario de taco que me regaló mi amigo José Manuel y me entretengo en revisar los santos del día y tengo a la vista el del día 4 de Junio y leo que en ese día los santos son: Quirino, Metrófano, Optato ,Petroco de Gales, Gualtero y luego dicen que no hay nombres donde elegir.

Doy un giro coperquiniano a mi pensamiento a tenor de comprar a comerciantes.

Si yo fuera el ministro Garzón, por ejemplo, ese señor sobrevenido a ministro de carambola y que anima a denunciar a los comerciantes, haría suyo el culmen de la felicidad, la que promete el comunismo que no es más que el cielo en la Tierra y en eso gana a las religiones que para alcanzarlo, primero hay que morirse. Es tentador.

¿A qué viene esto que no lo entiendo ni yo mismo?

! Ah! si. Que en el mismo papel del 4 de Junio, en el taco, se dice la máxima. Una máxima burguesa donde las haya, una igualación de los logros.

“la felicidad doméstica es el fin de nuestros anhelos, y la recompensa general de todos nuestros trabajos” y digo yo que ese mismo objetivo debe ser el que persigue nuestros presidentes (uno de facto y otro de vice) al dotar al personal de numerosos incentivos o subsidios a costa del erario público logrado con la guadaña fiscal directa e indirecta.

El binomio Iglesias – Garzón trata ideológicamente de implantar la felicidad en la casa del obrero y ya puestos en la casa de todos y Sánchez les ayuda mientras no le molesten su estancia monclovita. Lo entiendo.

Acabo, menos mal, rogando al respetable que no tire mascarillas o lo que sea al duro suelo asfáltico o al verde mollar de los campos vírgenes aunque sea solo hoy por ser el día que es. Mañana a lo mejor más. Encantado de saludarles.

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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