RITUALES DE VERANO
Sin duda hemos de aceptar que vivimos un verano complejo, extraño y lleno de noticias que alteran las tradiciones que nos han hecho famosos en Europa, como podría ser la sangría, la sandía y Benidorm.
Antes de entrar en mi observación del día de ayer, que tiene que ver con el ritual de la crema protectora contra los rayos del Sol, hay asuntos que marcan una tendencia.
He visto en un video donde la parte más “pelota” del Gobierno actual, se derrama en aplausos a la llegada del amado líder, procedente de Europa; se ha traído algunos dineros para paliar la crisis del virus y la llegada de una nueva oleada por el sistema del rebrote, producido por el personal que se pasa la mascarilla por la entrepierna y la distancia social por el mismo sitio.
El video “fabricado” da risa. Es la llegada del astro a la entrada triunfal de la sala de reuniones, por cierto, al mismo tiempo que la noticia del recorte de más de 5 mil millones al campo español. Falta el palio.
Dejo la risa y paso al miedo. Estoy mirando el cielo en un “por si acaso” ese asteroide que tiene previsto casi caer el día 24, o sea ayer (si no lee esta columna es que nos ha caído encima) y me voy a la playa.
Veo que en Benidorm se han armado un lío con la petición de espacio marcado con cintas y se da el caso de personas mayores que viven y han bajado toda la vida enfrente y ahora les toca “la parcelita playera” a lo mejor a dos kilómetros y no van. Todo por internet.Manda huevos.
Me centro en el ritual clásico de llegada a la playa. Sombrilla, a 6 metros de la orilla, sillas y toalla o solo toalla. Él se ofrece a ella o al revés-depende de la edad y circunstancia- a encremar y observo como los más jóvenes, llevados por el vigor varonil se entretienen un 40 % más en recorrer desde los hombros hasta el santo coxis (ahora es moda enseñar el culo) y entretanto varones vestidos ,intentan venderte unos foulards. Somos el Sur.