LA HIJA DE MI MUJER
Es el caso que yo ya venía sospechando que cuando las mujeres tienen un hijo, o dos, o tres- como ese el caso de Alicia, que ese el nombre de la hija de mi mujer, no solo no bajan la guardia en relación a los demás, sino que acrecientan su interés por el recién nacido y toman precauciones, asumen cuidados que algunos, como es mi caso, podría suponer que son excesivos, pero después de todo no es así.
– Es tan pequeño el individuo recién nacido que no me extraña que hay que hacer milagros para cuidarlo. Lo he visto en una cuna que se me antoja enorme, rodeado de gasas para evitar insectos que suelen cebarse en las carnes débiles y sin movimiento apenas del recién vivo, por lo que no solo es bonita la cuna, sino que es necesaria.
La mujer que pare ofrece un aspecto claramente mejorado en relación con el preparto, aunque con el paso de los días la exigencia horaria del que acaba de llegar, obliga a ofrecer “teta” cada dos horas, lo que no deja de ser una necesidad al tiempo que una fatiga y las marcas de debajo de los ojos- llamadas ojeras-comienzan a aparecer pero el brillo de los ojos sigue igual o mejor porque reflejan orgullo por haber contribuido a hacer llegar al mundo un ser vivo.
Yo añado algo más a ese orgullo que comparto con mi mujer, con el marido de Alicia y con todos los que se alegran con ella, pero digo que añado algo más.
Yo le dije” eres valiente” y ella me contestó, a bote pronto, “no, inconsciente”, lo que no era creíble analizando el tono de dulzura maternal.
Decía que añado algo más y es que a la vista de cómo aparece el panorama sociopolíticoeconómico del país en el que vivimos, traer un niño al mundo no es cosa baladí, por lo que significa de atadura cariñosa para la joven pareja, no solo es eso, es que hay que cuidarlo, alimentarlo, verlo crecer como ti te gusta, educarlo y encontrar recursos y lugares “guay” para ello.
A todo ello hay que añadirle el espacio de la pareja.
Digo espacio porque durante un tiempo ella no será como antes de quedar en pleno embarazo, acotada en movimientos físicos y psíquicos …es que eso sigue y el rol del marido, el esposo amante, del compañero que comparte, se queda bastante reducido, ligeramente apartado y por ello aconsejo a él que busque una distracción doméstica; suponiendo que no quiera dedicarse al punto de cruz o a establecer las causas reales por las los catalanes apoyaban a los Austrias o porque las pinturas reales del Prado son un retrato de familia, como los álbumes que nosotros tenemos,
Ahí tiene el marido de la hija de mi mujer, un amplio repertorio para ayudar a sus otros hijos a crecer en el conocimiento. Lo digo porque yo eso nunca lo he logrado,pese a que cuando muy joven ,muy joven, repito, albergaba la ilusión de explicar las Guerra de Troya sobre una alfombra a mis dos hijos. Uno prefería jugar con cochecitos de plástico a los atascos y el otro no me acuerdo, aunque creo. por lo visto de mayor, era a no hacerme caso.
Hágase usted profesor para esto. Buenos es la vida, te dicen.
En esta bella historia de dos, recomiendo que sigan siendo dos. Es la única manera de compartir.
No digo más más porque ya debe ser la hora de mamar de Alejando- nombre que tiene y al que yo le añado el de Magno. Permiso que me tomo. Hasta luego.
¡Ah! No todo va a ser política o noticias de las socialités que me tienen hasta el escroto. Que, si toman el baño, que, si usan trajes blancos ibicencos, si han perdió tripa tras el parto.
La hija de mi mujer , Alicia, está muy guapa y a mucha honra.