A LAS DIEZ EN CASA (PAPEL Y DIGITAL)
Yo tengo la posibilidad de intentar contestar a las preguntas que me hacen algunos de mis nietos más mayores y eso me encanta, porque me recreo en la suerte y sé que eso algún día se perderá.
Regreso al tiempo dedicado a la pedagogía.
Y dado que se está hablando del toque de queda, de forma insistente, me han preguntado que es eso.
Yo no les he dicho que nunca lo había experimentado en persona y que solo sé lo que vemos en el cine y en la televisión, aplicado a otros países.
De momento me aleja de mi perspectiva militar porque su simple anuncio me lleva a eso.
El toque de queda se refiere a la prohibición o restricción, establecida por instituciones gubernamentales, de circular libremente por las calles de una ciudad o permanecer en lugares públicos,
No dejo de tener en cuenta que esa decisión es grave, como grave es la situación a la que nos ha llevado un virus con el que no contábamos y noto que ese desconocimiento desconcierta a los que han de organizar la batalla y los recursos para combatir al invisible enemigo que parece presentarse donde menos lo esperas.
Lo de en casa a las diez me retrotrae a mi adolescencia porque en mi casa y en la de muchos las diez era el límite invernal de estar en casa y las once cuando era verano; como eran las dos la hora de comer y la hora para estar sentado a la mesa hasta que el padre aparecía estando todos esperando y ojo si eso no se cumplía.
Ahora las cosas han cambiado y parece increíble que yo cuente esas cosas sin que estalle en risas, como si fuese un chiste, el conjunto de mis oyentes. No lo conciben.
¿Qué hacer? Una cosa que ayudará a frenar. A las diez todos en casa. ¿Hasta cuándo? Que lo diga Illa el filósofo.
Lo difícil aquí y ahora es combinar la economía y la salud. Limpiaremos las mesas de gente tomando cerveza sin mascarilla, pero aumentaremos las colas del paro.
No es fácil gestionar ese panorama. Abascal, Sánchez y Casado lo tienen crudo.