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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

PERIMETRALMENTE CONFUSO

PERIMETRALMENTE CONFUSO

Hay palabras que se ponen de moda porque alguien algún día alguien las ha puesto en solfa televisiva de manos de un artista, un político, una sálvame de luxe o por una nueva normalidad. ¡Vaya usted a saber!

Me decía mi amigo Fernando el otro día, que, si en mis columnas no pongo, como quien no quiere la cosa, la palabra algoritmo no soy nadie, menos que nada, porque demuestro que no estoy al día en materia de periodismo libre, progresista y social- como si estuviera “vendiendo” los presupuestos generales del Estado.

Por si acaso algún lector-yo mismo de mi mismo- no sabe a ciencia cierta o no sabe un carallo, copio la definición algoritmera:

 Conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problemas.

Esto sirve para hacer un café o para el ensamblaje de una pieza de motor de coche eléctrico- ahora que todo el mundo se empeña en que nos cambiemos a coches eléctricos; así que he asumido la palabrita y la “·coloco” en alguna tertulia de 6 o menos.

Bueno ha surgido en mi vocabulario especializado para tertulias, la palabra “perimetrar” y la oigo mucho. Que si perímetro por aquí, que si perímetro por allá y surge la duda existencial de si yo perímetro o no.

Como la Sra. Ayuso, de Madrid al cielo, está siendo mentada por quien se precie de estar plenamente integrado con la “nueva normalidad” y la llaman de todo. Resulta que empieza a caerme bien.

¿Por qué? No sé. Me acuerdo del refranero. “Cuando el río suena es que agua lleva”.

¿Es tan torpe e inútil como la presentan?

Yo no lo sé. Yo no tengo el gusto, pero una cierta confusión si se desprende del hecho de pedir permiso para cerrar “Madriz” por el puente de Todos los santos y abrir luego y por eso le pide permiso a su “amigo” el presidente del Gobierno,  que devenido en delegar todo a las Comunidades, con lo que la cogobernanza se convierte en una coartada para sacarme de encima de lo que no tengo la más mínima idea de que hacer con ello.

O sea que el personal está que no sabe que hacer. Es un sinvivir. Hoy si, mañana no.

Imagino al respetable de guardia en su coche con todo cargado esperando a que la Sra. Ayuso, o sus afines, den el pistoletazo de salida y ni Alonso sería capaz de adelantar a los que huyen camino de otras ciudades casi perimetradas.

Yo no tengo problema. Yo ya estoy perimétrico. Me duelen las piernas en plan Stallone que no las sentía, tengo una edad, no tengo apartamento y dispongo de algunos libros `por leer y de una novela nueva que seguir escribiendo.

Perimetralmente me importa una higa quedarme en casa y de paso ayudo a evitar posibles contagios y me pongo la medalla de ser miembro de una sociedad civil activa.

Me gusta más Merkel que Sánchez, Macron que Sánchez y repudio los actos violentos en Sevilla a cuenta del cierre perimetral.

En otro momento menos perimetral, me encargaré de pensar sobre los diez mil soldados rusos ofrecidos, dicen a Puigdemont si declaraban la independencia catalana.

Me huele a castaña de seri B televisiva, pero, señalan, que no hizo oídos sordos cuando de pagar la deuda catalana se refiere. No me creo nada.

Suena al oro de Moscú.

Los que sean mucho más jóvenes se podían entretener leyendo algo sobre nuestro pasado reciente mientras están, perimetralmente, hasta el mismo escroto de la llamada” nueva normalidad”, lo que no deja de ser gramaticalmente una estupidez tan grande como el Halloween ese que nos han colocado, desterrando a la antigua y muy digna calabaza. Mucho gusto y muy amables.

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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