UN LIBRO PARA UNA CRISIS CASI ETERNA.
La voz de otro ilumina hoy esta Chispa.
Pese a que esta columna de “La Chispa” no contempla, habitualmente, contenidos de crítica de arte, de exposiciones o de libros, se da el caso que vengo leyendo, durante mucho tiempo, grandes manifestaciones negativas frente a la actuación “oficial” de quienes tienen sobre sí la enorme responsabilidad de planificar la educación de nuestros hijos y nietos. Y me preocupa y para mí lo hace chispeante.
Tengo una amiga, Beatriz Rabasa Sanchis, que es Catedrática de matemáticas en plena actividad docente y que me ha enviado un libro sobre la cuestión y solo con el prólogo bastaría para que sonara una campana de atención, como en un combate de boxeo, y nos pusiéramos todos a remar a favor de la recuperación de una cultura casi perdida, que es la del esfuerzo.
El ccv de la profesora es muy amplio y si a eso le añadimos su condición de abogada en ejercicio y mediadora en el Colegio de Abogados de Valencia, parece haber base para pensar que lo que dice es cierto.
“Esta educación es una ruina” es el título y coincide con la opinión de educadores, padres y muchos alumnos por lo que leo y por lo que oigo; el camino de la formación está trufado de problemas que afectan a docentes y a alumnos con sus papás incluidos.
Veamos.
En la prueba de selectividad del 2019 llegó a la opinión pública la queja de alumnos y de algunos profesores en torno a la prueba de Matemáticas II, calificándola de “muy difícil” y exigiendo una revisión; a esa petición hasta se unió algún sindicato elevando a la Consellería una demanda de “reevaluación” de los criterios calificadores del profesorado. Insólito.
En este asunto de la educación reglada me ha llamado la atención que cada vez que hay un cambio de ministro, el “nuevo” deja su huella poniendo en marcha una nueva Ley Orgánica que llega para intentar cambiar algunas cosas.
Cada nueva Ley produce una mezcla de lo antiguo con lo nuevo y produce en todos los actores del sistema desorientación y hastío.
La autora basa su reflexión en un análisis de la LOGSE y denuncia la degradación actual del sistema educativo haciendo un llamamiento a “despolitizar” la educación.
Está bien el intento de elevar a la opinión pública los hechos, pero es la voluntad política de quienes mandan la única posibilidad… que yo no veo por el momento.
Cito textualmente lo escrito por la autora:
Pasados treinta años de la aprobación de la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo), ley ya derogada, los principios logsianos siguen muy presentes expandiéndose durante la nueva normalidad.
El falso igualitarismo, enemigo de la meritocracia, conduce a la segregación.
La educación como ascensor social para las clases menos favorecidas ya no funciona.
Resulta urgente alcanzar un Pacto Educativo entre todas las fuerzas políticas.
El libro de 227 páginas debe leerse porque la autora lo ha hecho, además, ameno con sus comentarios de “sucedidos en el aula”.
El esfuerzo realizado por Beatriz Rabasa es elogiable y viene a ser el contrapunto a esa noticia que me baila en el cerebro de dejar pasar de curso, de nivel, a alumnos que tienen asignaturas pendientes.
No lo entiendo o mejor me resulta difícil aceptarlo. A mí me parece un engaño que va minando la voluntad del alumno y satisface a algunos padres que de esta forma tienen, a corto plazo, menos problemas.
Las conclusiones, que adquieren la forma de propuesta, abren un camino de esperanza, pero esta no se cristalizará si quienes han de proponerla en términos legales no la empujan y la hacen cumplir.
No vamos bien y ahí están los informes PISA que nos van marcando el estado de nuestros alumnos frente a otros.
No vale lo de igualar por abajo.
Recomiendo a mi amiga la catedrática que su ensayo llegue a todos los niveles y el editor nos hará un favor a todos si apoya “hasta el último aliento” (frase política frecuente como la de “Dejarse la piel”).
De vez en cuando alguien dice la verdad y este diario se enorgullece de ser un medio que la acoge siempre.