EL CARGO

El Sr. Iglesias le ha pedido un cargo al Sr. Gabilondo.

Se ha filtrado, en una de las muchas noticias relacionadas con el famosos ensayo acerca de la “toma de Madrid” por las fuerzas de la izquierda, que alguien ha oído como el “hombre de Galapagar” le ha susurrado al oído al intelectual el Sr. Gabilondo, devenido en mascarón de proa del dúo Sánchez-Redondo, que le reservase un cargo y eso está bien.

Oiga. ¿Qué dice usted?

Lo que digo. ¿A quien le amarga un dulce? Conteste con el corazón en la mano ,evitando un infarto.

¿Por qué está bien?

¿Quién no quiere una prebenda a cambio de dar unas palabritas que emocionen al pueblo que, dicho sea de paso, nos gusta emocionarnos?

Los niños, los menesterosos, los viejos que han querido ser legionarios, o miembros del maquis en la época gloriosa de la derecha represora, o miembros de la Benemérita o antiguos combatientes contra el terror rojo en las trincheras de la lejana Rusia o jugadores del Real Madrid, a pesar de Florentino, o artistas del cuplé.

Todos somos soñadores de algo (por cierto, a poca gente le gusta ser físico nuclear, porque prefieren ser astronautas), que digo que todos esos se emocionan cuando aprietas determinados resortes e incluso he visto como asomaban a sus ojos un cierto brillo que ellos dicen que es cosa del Sol, pero a mí no me la dan, porque son promesas de lagrimitas a cambio de apretar un poco más el discurso y más si hay algún himno de por medio.

Es el éxtasis del deseo., el sueño no cumplido, es la gloria que hubiera podido ser y sé que hasta hay alguien que se inventa o transforma su historia personal para quedar mejor ante los demás y a veces llegan hasta engañarse. Es la vida misma.

Y este “hombre de Galapagar le ha cogido la onda al discursito y al poder y pide, por favor, a cambio de un apoyo que se inventa. un cargo, “un algo” que le de para seguir manteniendo su tren de vida y aguantar las tonterías lingüísticas de su igualitaria mujer. No somos nada.

¿Tanto le gustará a mi admirado profesor Gabilondo este rollito de la política para dejarse embaucar por niñatos llegados por medios extraños a doctores o a asesores de ambiciosos?

El asesor no sabe o quizás si intuye que le darán una sonora patada en sus posaderas en cuanto no sirva a los intereses espurios, o no, de quien manda.

No pasa nada. Luego llega un tribunal y exonera a la en su día Sra. Cifuentes, como miembro de la cúpula madrileña del poder pepero, con relación a su famoso máster. Enhorabuena.

Como en la película digo que siempre nos quedará Paris. Mi admirado Berlanga ha perdido guiones a patadas en esta época