LA IMPACIENCIA
De repente un estallido de gente, mayoritariamente joven, se ha desparramado, cuando el reloj de arena del estado de alarma ha dejado caer su último grano, y las calles que antes estaban casi desiertas han vivido una oleada de pies saltando sobre ellas, y miles de brazos se alzaban al cielo como dando gracias a las estrellas por haber podido sentir el aire de la libertad.
La impaciencia les ha vencido. Fuera distancia, fuera mascarillas que apretaban sus mandíbulas como bozales.
La supuesta libertad se ve que estaba escondida en casa, encerrada bajo el azul sanitario de los tapabocas obligatorios.
Las imágenes no solo pertenecen a las principales ciudades españolas. En Bélgica he visto algo parecido; se diría que era la celebración de las doce campanadas y las risas, los bailes en corro y el alcohol hacían parejas inseparables, y la V de la victoria- detalle que Churchill puso de moda en plena segunda guerra mundial- adornaba las manos de muchos, sin distinción de sexo.
Todos parecían haber sido rescatados de un encierro carcelario.
Los medios han recogido las imágenes, y los “voceros” se han cristalizado en augures, en ángeles anunciadores de la llegada de la quinta ola, un quinto jinete apocalíptico. Y así, entre unos y otros la hemos liado. Ya tenemos tertulias para ir dando de comer a los participantes, y las “vacas sagradas del irredento periodismo” pontifican.
De otro lado y en un constante enfrentamiento por todo, los bien pensantes y los cuidadores de la salud graban esas escenas y animan al espectador contra esas manifestaciones tasadas de insolidarias con quienes han muerto victimas del COVID y los que siguen en las Ucis combatiendo contra ÉL.
¿Es posible conciliar ambas posturas? Un asunto difícil.
El Gobierno se siente impotente y no se atreve a ir al Parlamento y le resulta más sencillo, menos indigesto, tirar balones fuera de su campo y dirigirlos a las autonomías, a los Tribunales de Justicia de esas autonomías y en todo caso siempre está el Supremo que no tendrá más remedio que decir algo, al margen de evidenciar, con alguna declaración, que ellos no son quienes deben sustituir la acción del Gobierno. Se recomienda paciencia …y vacunas