LA CREDIBILIDAD
Cuando recibes una noticia por el medio que sea, de inmediato asumes como receptor una postura que tiene que ver con la confianza que genera la fuente.
Yo mantengo desde hace algún tiempo un talante de no juzgar, de no creer lo que a primera vista puede parecer.
¿Entonces?
Trato de comprender antes de juzgar, lo que no es fácil por lo propensos que somos los humanos para dejarnos llevar por las primeras impresiones. Estas impresiones pueden conducir, a todos nos ha pasado, a cometer el error de salvar o culpar, de creer o no, de dar pábulo o negar a la noticia.
Hoy, entre otras cosas, voy a referirme a los llamados “fondos europeos” que tanto juego están dando (¿hasta cuándo?) al Gobierno actual.
Así que siguiendo mi criterio voy, primero, a intentar entender.
Se ve que ante las crisis que se han dado, no solo por la pandemia, en algunos países y también en España, se ha evidenciado que, para mantener una cierta ficción de unidad europea, la Europa de los “dineros” que es, de momento, la única que parece funcionar relativamente, ha puesto en marcha la máquina de hacer billetes.
Se ha reunido y se han repartido esperanzas basadas en que con la llegada de esos fondos se devolverá al país cierta estabilidad y se reiniciará el camino del perdido bienestar.
Yo lo comprendo y también comprendo que eso no es gratis, no solo porque parte habrá que devolverlo, sino porque hay otras contrapartidas que hay que cumplir, pero cumplir de verdad y es ahí, justo ahí, donde yo trato de comprender antes de juzgar.
Vuelvo al origen del concepto credibilidad al que los clásicos griegos ya le metieron el diente de la reflexión.
La palabra- concepto “fake news” no existía como tal, como se entiende ahora, pero sí existía la confianza, la credibilidad etc. y de hecho algunos pensadores se ocuparon de ello, dado que las faltas noticias eran y son el pan de cada día en la relación entre las personas, entre los que ocupan las más altas instituciones, las instituciones de los estados y es así por lo que que el concepto “asunto de estado” ha tomado forma, en ocasiones, para no dar los datos de lo que sería la verdad en una acción etc.
Sí alguien quiere arrojar un poco de luz a ese asunto de la credibilidad se puede asomar brevemente a la retórica de Aristóteles (no hay que hacer mucho esfuerzo; vaya a Wikipedia – la nueva biblia del saber y en una línea verá que) que el filósofo distinguía tres medios de persuasión.
La credibilidad de la fuente (Ethos), las motivaciones (Pathos) y la lógica o los argumentos (Logos).
Alejándonos de ese academicismo, aterricemos juntos en el asunto de los fondos europeos cuya existencia se da por buena, pese a que hasta hoy no hayamos visto un euro ni como Estado, ni como autonomía, ni como individuo.
Se diría que siendo, probablemente, la fuente buena, puede quedar distorsionada en función de la distancia, la interpretación que el Gobierno nos hace llegar mediante sus filtros de “quitar” aquello que pueda suponer una amenaza por lo que de contrapartida tenga.
Me refiero a temas fiscales, a las pensiones, a la reforma laboral, a la productividad a demostrar, a tener que pasar controles de “hombres de negro” que vendrán, o ya están viniendo, a ver que nosotros, esas gentes del Sur que amamos la cerveza, las mujeres y la siesta de verdad nos hemos convertido en “nórdicos”, por ejemplo.
¿Qué motivaciones tiene el Gobierno actual para sustraernos algunos posibles datos?
Mantenerse en el poder. Siempre es igual. Da lo mismo que sea derecha o izquierda. Se ve que llegar a mandar cambia la motivación (Pathos) y entonces se ha jodido el invento.
En el seno de la jefatura de los fontaneros monclovitas las neuronas dan a luz argumentos (Logos) y nos enseñan el chocolate de lo que vendrá si somos buenos- como cuando a un niño le prometemos chocolate si acaba los deberes.
En este caso el deber es vótenme a mi que yo domino el juego en el tablero europeo y conmigo está asegurada la jugada. Los fondos vendrán y el hecho de que los ERTES se vayan transformando en ERES es coyuntural, no durará mucho. Dicen y ojalá, por cierto, fuese verdad.
Sin duda la credibilidad generada por el actual Gobierno está quebrada y cada uno de nosotros debe reflexionar sobre lo que creer o no. Hasta pronto y que la salud les acompañe.