LA CORDURA PERDIDA
Algo pasa cuando leo que el Hospital madrileño Gregorio Marañón da noticia sobre el incremento de consultas en los servicios de Psiquiatría (hasta los 18 años) del orden del 400%. Alarmante. Detrás de cada niño y adulto hay familias, y no siempre podemos culpar del asunto a “familias desestructuradas” ¿No?
Es evidente que el resto de la población no infantil ha sufrido un deterioro de la cordura, en el sentido que las consultas psiquiátricas públicas y privadas están “a tope”. Preocupante.
¿Por qué?
Se supone que la cordura anida en una mente sana que es la que tiene la capacidad de pensar, obrar con prudencia y aplicar la sensatez a su conducta.
Los últimos datos relacionados con la violencia individual o en grupo, que viene siendo emitida- con reiteración inusitada por los medios, como si se recreasen especialmente en ello- llama la atención.
Eso hace preguntarme si esa repetición, al margen del intento de subir la morbosa audiencia, pertenece a un especial tratamiento “orwelliano” al “rebaño” para conseguir la búsqueda urgente de mayor protección del Gobierno, y así justificar ciertas medidas “protectoras” que avalen decretos, proposiciones de ley o como los expertos del foro llamen a eso.
Dicho lo anterior conviene con celeridad que alguien nos explique como impulsamos las bondades de nuestras playas, las rutas interiores y todo cuanto tiene que ver con nuestra principal “industria” del turismo, y al tiempo parece que asistimos impávidos a la constante vulneración de las normas que tratan de evitar la marea etílica que inunda cada noche los diversos espacios donde están, hace tiempo, prohibidos.
Esta permisividad aparente se convierte en un “Bumerán” contra las sesudas explicaciones de expertos en contagios y cepas y sus recomendaciones. ¿Alguien se está beneficiando de esto? ¿Quién ha perdido la cordura en el noble ejercicio de usar la política en beneficio del ciudadano y no en enredarse en contradicciones que alcanzan el ridículo más llamativo y que hace que la confianza se deteriore? ¿Esas contradicciones gubernamentales no solo alcanzan a los botellones, alcanzan a las pensiones, a los Ertes, a la burla al siempre respetado, históricamente, sistema judicial, inmerso en un cierto caos de enfrentamientos entre Tribunales de diferentes instancias? No lo entiendo.