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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

OTRO DÍA COMO HOY HACE CUATRO AÑOS

Un día como hoy HACE CUATRO AÑOS

Es el caso que empiezo a plantearme estos días si
el esfuerzo que hacemos los periodistas en evidenciar, poner negro sobre blanco lo que va sucediendo y añadir a ello una reflexión que permita hacer
pedagogía de los acontecimientos tiene algún valor
y prende en el espíritu del lector. Para ello me remito a textos que ya han sido publicados con menor o
mayor fortuna en su momento y seguro que han sido
olvidados como si nunca hubiesen visto la luz.
De hecho, ni siquiera yo, si no fuera porque o
bien están en algún libro mío o el servicio de Facebook lo saca a la luz y entonces te ayuda, de nuevo,
a reaccionar y a preguntarte en estos 4 años, como
este es el caso de hoy, si algo ha cambiado.
Creo que no demasiado y si lo ha hecho creo que
ha sido a peor y no podemos permitirnos decir que
ha sido por la pandemia. No soy pesimista. Juzguen
ustedes tras leerlo. Gracias.
LA BURLA COMO DEFENSA
En estos días se observa con demasiada frecuencia cómo algunos emplean la burla como un método
de interlocución. Amparados en ella, en la burla, se
evidencian carencias que tienen que ver con la formación humana de quienes usan el escarnio como
arma arrojadiza. En los programas de concursos
televisivos, por ejemplo, el juego burlesco se admite en la medida que el que acude al concurso ya va
preparado a soportarla, creyendo, quizás, que eso le
da ventaja a la hora de ganar puntos o botes o lo que
sea que haya que ganar.
¿Cuál será el límite de estas actuaciones? Jugar con la ventaja de que quién asume el papel de
administrador del tiempo, gasta parte del mismo en
reírse del otro por su peso, volumen, vestimenta, habilidades, etc., no está bien.
En la burla no es lo mismo reírse con los demás
que reírse de otro para así divertir a los espectadores y ganar audiencia. La cuestión es ver cómo
reacciona el otro.
No todo es televisión, radio o diarios, no.
Me viene a la memoria, ahora mismo, el suceso
de la reacción de un guardia civil en Barcelona que
se arranca con un fandango como contestación a
un intento de escrache, frente al sitio donde vivía.
Un 10 para el cantante armado de voz y cadencia.
Dado que el tema del independentismo y el referéndum potencial en Cataluña ocupa con profusión
los titulares y el desarrollo de noticias, parece como
si no sucediera nada más y las colas de urgencias
en los hospitales, las citas a cuatro y seis meses o
los problemas de la enseñanza, han quedado subsumidos por este grave asunto. Siguen estando ahí y
volverán.
Algunos estibadores del puerto de Barcelona se
han negado a atender las necesidades de la Policía
Nacional que habita provisionalmente en algunos
barcos alquilados por el Gobierno, por ese estado de excepcionalidad latente en el que nos han
puesto un grupo de dirigentes catalanes que son
incapaces de sentarse a dialogar razonablemente
con el Gobierno. Hacen esos estibadores burla de
esos policías que son padres de familia, que tienen
hijos y que cumplen con el mandato recibido. Es
una burla dañina.
Ocurre que esos mismos estibadores y otros
colectivos o personas acuden, temerosos, a ellos,
cuando surgen problemas de seguridad o el miedo
a lo que pueda ocurrir se adueña del espíritu de los
que antes gritaban.
Y no digo más que es vergonzante la burla sobre personas que tienen una enfermedad, una discapacidad.
Algo está pasando en la educación. No se pueden admitir bromas que menoscaben la identidad,
sea quien sea el que las gaste. No tiene gracia alguna y falta, probablemente, un decálogo que contemple sanciones por estos casos.
Quizás hoy haya cambiado algún nombre, algún
escenario. Si. En el fondo, sin embargo, los hechos
siguen siendo los mismos. La mesa de diálogo en
Barcelona, los botellones que son escraches a
quienes han de levantase cada día para trabajar,
los políticos que no cesan de insultarse y no cierro
la columna sin recordar cómo un diputado en este
año parlamentario gritó a voz en cuello que fuera a
un psiquiatra aquel que estaba en el uso de la palabra o a la exministra Celaá mandando a un padre
de un discapacitado al médico. En realidad: ¿Qué
ha cambiado? Sin embargo, seguiremos escribiendo e informado, dando nuestra opinión.

Temas

Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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