EL NOMBRAMIENTO o EL DEBATE

Del debate en el foro del Senado entre el presidente del Gobierno y el otro presidente del partido popular el Sr. Feijoo, se ha escrito mucho.

Ciertos analistas se han dado al ejercicio de medir los tiempos de intervención y  han hecho una especie de tabla para tertulianos de quién ganó.

Solo faltaban las apuestas, como hacen los ingleses de cualquier cosa que huela a competir.

Algunos se han detenido en la diferencia de distribución del tiempo asignado y otros hacen referencia al papel de presidente del Senado que hacía, teóricamente, de moderador. A veces se le veía el plumero y la tendencia.

Hay diferentes opiniones sobre el ganador que se reflejan en los medios según la tendencia política de cada uno. Es normal.

Los conservadores cantan un aleluya por creer que han encontrado al Mesías de la derecha y su predisposición a tender la mano al Gobierno en asuntos de Estado y que este rechaza.

Ejemplo el bochornoso asunto  del Consejo del poder judicial y el anuncio de posible dimisión del presidente. Ni un aspaviento, ni flores. No pasa nada.

Los sanchistas se frotan las manos, enrojecidas por el calor de los aplausos, cada vez que se producía un interregno en los primeros cuarenta siete minutos de repaso definitivo que intentó dar al popular Feijoo, el presidente del gobierno. El Sr, Sánchez envió al popular Feijoo a la escuela acusándole de no tener experiencia, ignorando deliberadamente sus cuatro elecciones ganadas por mayoría absoluta.

El encuentro tenía como base el repaso al estado general del ahorro, de la economía que se nos viene encima a juzgar por las declaraciones de los agoreros de turno, en contraste con la oleada de optimismo que arrasa en la bancada azul donde se explayan ministros y ministras.

Se diría que se ha tratado más de un combate de boxeo o una apuesta a ver quién dice más sandeces.

Próximos los asesores y quizás alguno de ellos le sugirió una lanzada al gallego. Se dejó caer el hecho de que el nombramiento del popular había sido diseñado y ejecutado por empresarios. Me recuerda a esta postura de la oposición siguiendo un pensamiento de  ( Nietzsche)

Se debe ser superior a la humanidad por la fuerza, por el temple, por el desprecio. Vamos tirando a ver hasta donde aguanta la cuerda