EL OÍDO FINO
Con todo el respeto que merece cualquier persona y más si es la señora ministra de Justicia de mi Gobierno, yo (español que vive en Valencia) he tenido acceso a la noticia que ella misma ha difundido acerca del contenido de las conversaciones en el metro de Madrid, usado por ella al parecer.
Según su declaración, las gentes del común intercambian comentarios en torno a la cuestión de la renovación de Consejo del poder judicial, renovación que tiende a alargarse en el tiempo como consecuencia de ciertas discrepancias entre sus señorías con pedigrí conservador o supuestamente progresista, hasta el extremo que su señor presidente ha anunciado su posible dimisión.
Es sabido que el metro en general y sobre todo el madrileño suele, a la hora de incorporarse al proceloso mundo del trabajo temporal o interino de toda la vida, ir hasta los topes. Se parece al de Tokio con empleados que empujan de forma, a veces un tanto libidinosa, a los pasajeros para embutirles como sardinas en lata.
No imagino a Manolo, por ejemplo, preguntando a Pepa, amiga del barrio de Carabanchel, a grito pelado lo de: “Sabes algo del asunto de Lesmes” y a ella, desconectando lo último de reguetón, contestando ¿De quién? Si, mujer, sí. Eso de la renovación de CPG J.
¿Qué es eso? (en ese momento suena el altavoz anunciando la próxima parada y Manolo se impone con su potente voz, mientras el vagón calla creyendo que ahí hay una especie de bronca y él aprovechando el silencio momentáneo explica)
El Consejo General del Poder Judicial es un órgano constitucional, colegiado, autónomo, integrado por jueces y otros juristas, que ejerce funciones de gobierno del Poder Judicial con la finalidad de garantizar la independencia de los jueces en el ejercicio de la función judicial frente a todos.
Se rompe el silencio y estalla un aplauso general. Manolo es opositor desde hace diez años y se lo sabe casi todo. En el metro viaja siempre algún pelota, algún soplón que le pasa el sucedido a Doña Pilar y ella lo hace suyo y un día a las 11 de la mañana se sube al metro a oír. Cree oír. Tiene un oído interpretativo.