EL INVITADO
Se sabe que el presidente del gobierno y la presidenta de la comunidad de Madrid mantienen un pulso mediático, político y quien sabe si personal. o sea no se pueden ver, que no tienen “química” y no realizan movimientos empáticos para aproximarse, bien al contrario. Se diría que se tienen y mantienen antipatía. Una pena. Son cosas de la política, de la ambición, etc.
Madrid, para el Gobierno y para su presidente, debe ser una especie de furúnculo en donde la espalda pierde su honesto nombre, que decían los muy puestos antes y ahora lo llaman directamente culo y debe serlo para el gobierno porque en su seno caben todo tipo de especulaciones acerca de cómo y que tratar de inventar para incomodar a la presidenta que, por cierto, parece pensar lo mismo en sentido contrario.
Es el 2 de mayo dicen que caía un sol de justicia sobre los asistentes al homenaje-recuerdo de los fusilamientos que tan tenebrosamente pintó el maestro Goya- que por cierto no asistió a ellos o sea que no los vio y pinto de memoria creativa la escena de esos fusilamientos; algo así como el Guernica de Picasso.
La creatividad tiene caminos inescrutables, pero ahí están los testimonios gráficos de los acontecimientos históricos; como está también el testimonio filmado, en esta ocasión, de la llegada del Innombrable no invitado el ministro de la Presidencia el Sr. Bolaños.
A quien se le impide la subida por la escalera que lleva a la presidencia solemne de los actos y se le bloquea físicamente tras una batalla serena, pero firme de la responsable del protocolo que se explaya acerca de que no está representando al Gobierno, porque ya en la Presidencia estaba la Sra. Robles, ministra de defensa.
Semanas antes se cruzaron entre los diferentes departamentos de la Comunidad de Madrid y del Gobierno tensas notas tratando de meter, a modo de cuña “mandona” muy digna al Sr. Bolaños, como el año anterior que sí estuvo oficialmente invitado. Este año un ataque de ira interior. Lo siento por él.
Yo aquí, con permiso de la dirección de este honorable diario, le invito el martes a la presentación de un libro mío. Lo siento en mi mesa.
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