LA CHISPA
La quita
A mi lo de la quita me pone. He leído, he confirmado, lo que sospechaba que era o sea: “liberación o perdón de una deuda o parte de ella que realiza el acreedor” y eso es exactamente lo que dice el diccionario.
¿A que usted le pone también? Lo sabía. No hace falta para eso tomarse, dicen algunos, pastillitas de color azul en plan Viagra.
Llega uno al Banco y dice el director al verte, una mañana cualquiera de esta primavera valenciana sin agua: Carlos- me pongo yo primero por si acaso soy el único- hemos decidido que te vamos a perdonar el pequeño cargo de intereses del supermil % por estar al descubierto y así hasta que nos equiparemos a Grecia. ¿Cómo lo ves?
No le doy tiempo a preguntar más porque me da un vahído transoceánico.
Como seguramente me desmayaré llamarán a un SAMU – a uno que lleve médico- y no sabrán lo que me ha pasado y el director dirá: ha sido “la quita” y como los del SAMU no saben nada de eso, creerán que se refiere a la quita que nos van haciendo y que nos deja en pelota picada, hasta coger una neumonía.
“Parece que ha cogido frío” “Tiene un pasmo”El clásico error de diagnóstico.
Yo amo a Grecia y no solo por la cultura milenaria de los antiguos sino por la gracia torera de haberes quitado de encima del orden, dicen, del 53 % de deuda.
Una deuda que nos ha costado a los españoles del orden de 253 millones de euros de nada. Calderilla, nanos, calderilla.
Bromas al margen a mi me hace gracia eso que llaman “el código de buenas costumbres” que viene a ser como aquello que yo estudiaba de cuando era párvulo y que creo que lo titulaban Urbanidad.
Déjese usted de aconsejar y de la misma manera que me ha bajado la pensión sin consultarme, ordene y mande al Banco lo de la dación, lo del desahucio y ponga usted a parir a quien no lo cumpla. ¿Cómo? No le haga quitas, no perdone, no le regale dinero mío y de usted. Buenos días