El índice que manda

La propia periodista ha informado en respuesta a un comentario a su última entrada en el blog ‘Aquí Londres’, que escribe para RTVE.es, que “apenas” le quedan dos meses en Londres porque había sido “destituida”. “A dedo te mandan a una corresponsalía y a dedo te sustituyen”, ha matizado más tarde en su cuenta de Twitter.

En alguna ocasión me he detenido a reflexionar sobre el valor de los gestos en el lenguaje no verbal y del como, con esa faceta comunicativa, podemos obtener reacciones insospechadas de gratitud, miedo o ira.

El dedo al que se refiere la Sra. Bosch que es quien hace la reflexión twitera es el índice de señalar, es el dedo por excelencia que al dirigirse a ti puede elevarte a las nubes del prestigio público o mandarte al paredón del olvido.

He mirado mi índice y me he dado cuenta una vez más que mis manos no son las de un pianista, ni siquiera las de un director de algo. Es un dedo “morcillón”, poco elegante y eso, digo yo, debe ser consecuencia de la muy lejana guerra civil  española- se ve que el postguerra pasé algo de hambre (hubo una época en la que también se pasaba hambre).

No todo el mundo la pasó. Esto es también memoria histórica y violencia de genero. Genero contra genero. Genero de políticos.

En un mundo en el que el estudio de cualquier cosa se cristaliza en una investigación, creo ahora que acabo de abrir una puerta a la esperanza en este túnel en el que parece que estamos en materia de creatividad y quejas de rasgamiento de vestiduras.

¿El pasar “gazuza” en tiempos postguerreros civilistas condiciona el grosor del dedo índice y se constituye en una seña de identidad?

Puede que no o puede que la función mandatorio y nominataria para cargos, digo, se mantenga e incluso se desarrolle en aquellos que hayan ganado una guerra o hayan avanzado en el proceloso mundo de la política de gabinetes al uso.

Pongan atención pues en que dedo índice tiene al que le van a pedir un favor porque pudiera ser el equivocado.

Por ejemplo he leído que Z pidió al rey que le nombrasen marqués y que yo sepa no ha sido así. El dedo del monarca estaba ocupado, digo, repasando la Constitución por lo de las independencias, Buscaba con el índice el listado largo de “pelotas” que podrían ayudarle en cada territorio.

Son aquellos a los que el asunto de que les nombren algo se les hace el culo agua de limón, que dicen que dicen los castizos. No sé. Me voy a cortar las uñas y empezaré por el índice. Buenos días.