La limosna

El Sr. Ortega D. Amancio ha aflojado “la mosca” y se ha desprendido de 20 millones (coloquialmente kilos) que habrán salido de su Fundación que, a su vez han salido de sus empresas azarosas cuyo dinero antes estaba  en los bolsillos de los compradores.

Un círculo mágico en el que una parte ha ido a parar a una institución, Caritas, que hace años que tiene ganado el respeto y la comprensión de miles de ciudadanos.

D. Amancio ha sido vituperado (tiene huevos la cosa) por el gesto y se han rebelado contra él las gentes que han visto en ello, digo, una evasión fiscal.

A lo mejor tenía que haber dado solo la mano y mostrase sonriente, comprensivo, en plan heredero.

“El heredero más acostumbrado a que la gente le pida saludos y no dinero, no lo dudó un segundo. Alargó su brazo, tendió su mano y le dio un fuerte apretón. La mujer de origen rumano no daba crédito a la reacción real aunque correspondió al saludo de Don Felipe, que muy satisfecho continuó su camino ajeno a la petición.(fuente: 20 minutos)”

La limosna de D. Amancio inquieta, se ve  a un importante abanico de personas y a lo mejor ha trastocado la buena intención de los  tés de caridad y los mercadillos navideños.

“La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete… (fuente papa Benedicto)”

La solidaridad no es un patrimonio de la progresía, no necesariamente ha de ser pública, ni tiene que coincidir con fiestas relevantes del calendario.

Estos días hemos visto a millones fieles del Islam tirando piedras al Diablo en La Meca. Cumplen así un precepto.

¿D. Amancio es el Diablo? Convendría revisar ese Código que dicen que hay de Buenas prácticas en el ejercicio del buen banquero. Y de paso dar un toque a la judicatura, tan exprés en el desahucio.

Queda lejos el  contenido de San Francisco, pionero de las Cajas de Ahorro, perdido con el prefijo Ban.

La envidia, la hipocresía, la rabia son los fundamentos esenciales de quienes critican al que da limosna públicamente. Una pena más. Buenos días.