El silencio

Para los sufridores de esa voracidad comunicativa en la que vivimos, Renfe ha decidido poner a la venta en su servicio de AVE billetes en coche silencioso que permitirán viajar en un vagón de los trenes de alta velocidad en los que no se permitirá utilizar el teléfono móvil, no habrá megafonía y presentará una iluminación menos intensa. Este tipo de plazas se podrían comercializar entre los próximos meses de junio o julio. (fuente: el país)

Por fin alguien se ha dado cuenta de la necesidad del silencio. Esta sociedad mediática usa el sonido  como una anestesia; cuanto más ruido menos se oye, cuanto más ruido menos profundización en la comunicación.

Llenamos nuestro cerebro de auriculares dispersos y no le damos el reposo necesario para la reflexión, la pausa obligada para tratar de entender, asimilar y analizar y responder con criterio propio.

El silencio no mata. En el silencio está el magma del pensamiento. !Cuantas veces pediríamos en un local que bajen la música llamada de acompañamiento!

No soy yo un cartujo aficionado. Soy un ciudadano harto de ruido. Hay ruidos muy diversos. Una conversación ajena a ti dónde fulano dice a sótano que está en el tren y que llegará a las 11,20 , por ejemplo. ¿El otro no lo sabe? ¿Los demás no llegamos a la misma hora? O el tipo que cuenta un chiste o se lo cuentan y ríe estentóreamente cruzando miradas cómplices con su compañeros de viaje que son solo eso porque nos ha tocado el asiento de al lado.

!Qué me importa mi, digo, si Messi es un monstruo o Ronaldo se queja y dicen que para evitar los paparazzi reserva cuatro mesas en diferentes restaurantes.-

O que me importa a mí que su amiga Antonia haya salido con otro amigo mientras él estaba en MADRID .

Renfe ya tiene otro nicho de mercado. Vende silencio al que todos tenemos derecho. Que yo voy a pagar más seguramente, porque se haga cumplir una norma cual es el respeto al otro.

Hace falta silencio para entender el ruido.  El silencio es importante para oír otros sonidos

 El viento, la lluvia, los pájaros, el movimiento de las hojas de los arboles, las chicharras, tienen derecho a ser escuchados. Quizás esos sonidos naturales no sean conscientes de que son sonidos y simplemente son expresiones de la propia naturaleza y somos nosotros los que los ponemos en valor. Me callo y no escribo ( o sea no digo más). Me voy a oír el viento. Buenos días.