El cartero que no llama ni 3200 veces
Era evidente que una extraña enfermedad, quizás debería ser motivo de análisis científico, afectaba a ese cartero de Alcoy que acumulaba en un trastero 32000 tipos de envío sin entregar. ¿Cartofobia? ¿Correosmanía? ¿ Cartofilia? He aquí un reto que dejo sobre la mesa para que se estudie y no lo mando por correo certificado por un “persiacás”.
Menos mal que esto no le pasó “Al cartero siempre llama dos veces” porque nos hubieran dejado sin la escena de ella y él haciendo el amor sobre la cocina; por cierto siempre me he preguntado acerca de que dolores de espalda o qué tipo de manchas deja un acto sexoamoroso encima de una enorme mesa de cocina. Cosas.
Tampoco hubiéramos podido disfrutar de “el cartero de Pablo Neruda” si el correcaminos que es todo cartero que se precie, no hubiera llegado hasta el límite direccional de Neruda cuya dificultad estribaba en no ser entendido por el régimen de su tierra natal.
No me preocupa el que algunas de esas cartas del ” síndrome del cartero que no entrega cartas” no hayan llegado a su destino y lo digo porque creo que muchas llevarían malas noticias de personas y organismos ( eso de los organismos me suena cosa de virus o bacterias contagiosas y da miedo) y el que no llegaran esas malas noticias está bien, momentáneamente porque del Sr. Montoro no se libra casi nadie y digo casi.
¿Habrán en ese trastero lleno de letras , de negro sobre blanco cartas de amor sin entregar? No quiero pensarlo.
Espero que usted lector no esté afectado por noticias sin recibir.