LA CITA Y LA MOSCA COJONERA
Entre los Srs. Sánchez e Iglesias hubo una primera cita que despertó la ilusión entre centenares o , quizás, miles de fans políticos.
Los datos corporales sirvieron para que los analistas políticotertulianos se pusieran las botas y consultaran, el día anterior a la tertulia, los viejos libros, los nuevos manuales de interpretación de los signos externos.
Postura, rictus , ojos , expresión, movimientos de los brazos , inclinación de los cuerpos e incluso algunos nombres de expertos, mayormente alemanes e ingleses para dar mayor cobertura científica a sus absurdas especulaciones para dar la sensación de que eran testigos excepcionales situados, como interpretes oficiales, tras el sillón o sofá en el que los prime citados se veían. Aquello, dijeron, pintaba muy bien. Se verían más veces.
Por otra parte, aunque no todo fuera cierto e incluso nada real, aquello daba para seguir comiendo a costa de los seguidores de esa tertulia televisiva o radiofónica. Es la vida de hoy, lo actual, lo moderno que se llama.
La mosca cojonera del Comité Federal, en el caso del PSOE y la prepotencia del líder que quiere ser escuchado pese a quien pese, sobre todo por eso que se llama la base, impide o retrasa de una parte o incita y empuja de otra al retraso o la impaciencia de una segunda cita.
Mientras llega o no esa segunda cita que fuerza el podemita por excelencia, los nacionalistas que están a la que cae, o sea que no son tontos ( serán nacionalistas e independentistas pero no tontos) ponen precio a su abstención o lo suben, en el caso de que voten a favor de Sánchez. Se ve venir.
¿Y Rajoy? ¿Sube o baja? Espera, rodeado de sus peñafieles, al paso del tiempo y rogando para que no le caiga encima otra de sus desafortunadas causas relacionadas, “oscuramente”, con la negritud de las finanzas popularistas. No se va , ni dimite. Sobre su cuerpo la vibración de “resistir es ganar”
¿Y los demás o sea los ciudadanos? A verlas venir, a esperar que se pongan de acuerdo, a que no nos jodan las pensiones, que no suban los impuestos y que regrese eso que llamaban el estado del bienestar y que dejen, unos y otros, los llamados estados de chulería ideológica. Buenos días.